Por Carlos Clemente
Imparable, la Unión Popular de Vendedores Ambulantes 28 de Octubre (UPVA) extiende sus tentáculos hacia donde huela negocio o conflicto, siempre al margen de la ley y con la protección que les otorga la impunidad. El saldo: caos, violencia y chantaje como método de operación.
No les basta el control de mercados donde imperan el contrabando, el narcomenudeo, el cobro de piso y hasta crímenes violentos. La organización de Rubén Sarabia Sánchez, “Simitrio”, se entromete en todo aquello que signifique poder y dinero.
Ahí está su incursión en el transporte público de Lomas de Angelópolis, donde la invasión y disputa por la ruta terminó con un chofer asesinado. O el pleito a sangre y fuego por el millonario negocio del estacionamiento en la zona de los estadios, que dejó a una mujer muerta tras una balacera.
En días recientes, las huestes de “Simitrio” vandalizaron oficinas de la Conagua durante las protestas de la Unión de Pueblos de Cholula.
A principios de julio, también irrumpieron en el mercado municipal Cosme del Razo, en San Pedro Cholula, para intentar arrebatar el control del histórico centro de abasto.
Y ayer, fueron ellos quienes operaron como grupo de choque infiltrado en la protesta de normalistas de Teteles, prendieron fuego a un autobús del RUTA en pleno Bulevar 5 de Mayo, frente a miles de poblanos que otra vez quedaron atrapados en medio del caos.
La UPVA, fundada en 1973, es sinónimo de criminalidad organizada, un aparato que sobrevive al tiempo y a los encarcelamientos de su líder, desafiando a cada gobierno y golpeando una y otra vez a la ciudadanía con bloqueos, vandalismo y violencia.
Al parecer “Simitrio” confunde la prudencia de las autoridades, calcula mal y estira de más la liga. En otras palabras, le está rascando los huevos al tigre. @noticiasreportero