Por Jesús Ramos
Trump sabe dónde clavar la daga. No elige al azar. Si deportó cientos de obreros de la armadora Hyundai en Georgia e hizo lo mismo en California y Nueva York es capaz de ir por los migrantes a sus centros laborales.
Lo hace para abrir la puerta de la desesperación. Ahora anuncia que sigue Chicago, y allí es donde se encienden las alarmas de aquella ciudad y de Puebla, porque no sólo es una de las urbes más importantes de Estados Unidos, es también una de las que más poblanos concentra.
El ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) se ha convertido en el brazo armado de una narrativa política que busca enemigos y los construye en el migrante. Mientras más duros los golpes, más fuerte se escucha en la conversación norteamericana.
De enero a agosto Estados Unidos perdió 560 mil empleos, 78 mil de los cuales fueron de la rama manufacturera. Y cuando se supone que en Julio y agosto crearía 72 mil puestos de trabajo, se quedó corto con 22 mil apenas, una tragedia de la administración Trump.
Aquí es donde encuentra sentido la redada de ICE en Georgia, arrebató 475 empleos de migrantes para que Hyundai contrate el mismo número de blancos, el asunto es si los blancos querrán realizar el trabajo que realizan nuestros hermanos migrantes. Lo que para Trum puede resultar lógico, la realidad no lo es tanto.
Chicago no es Georgia, ni California ni Nueva York. Chicago es la metrópolis que guarda una de las colonias poblanas más numerosas y trabajadoras del mundo. Albañiles, panaderos, cocineros, obreros, todos han tejido redes familiares y económicas que sostienen pueblos enteros en Puebla.
Ahí Trump no sólo amenaza migrantes anónimos, amenaza a paisanos nuestros de Atlixco, las Cholulas, Tepeaca, Izúcar, Acatlán de Osorio y un titipuchal de comunidades de nuestro estado, amenaza a Puebla entera.
Los poblanos en Chicago no son ilegales, son indispensables. Son los que hornean el pan de madrugada para que amanezca fresco, los que levantan edificios que otros disfrutan, los que cuidan niños y ancianos. Pero a Trump eso no le importa, busca teatro político, luces, reflectores, alimentar el miedo.
¿Se atreverá Trump a hacer lo mismo que hizo en Georgia? La respuesta es sí. ICE actúa con brutalidad para generar miedo en la comunidad migrante y aplausos en los votantes blancos. Es un crimen disfrazado de política migratoria. @noticiasreportero