Por Jesús Ramos
Esa fue la expresión del PAN al confirmarse la muerte del muerto: ¡ya nos cargó la chingada! Después de Lalo la replicó Augusta, Marcos, Jesús. Y luego, la chiquillada azul.
Su tristeza fue enorme y auténtica, les salió del corazón. No le amaban, tampoco le respetaban, pero se entendían en lo fundamental de la política. Y fingían maravillosamente en el arte dramático sus roles de oposición.
Cuando el muerto estaba vivo hacían cuentas alegres de los espacios de elección popular que el muerto les daría en las elecciones del 2024, tal y como lo hizo en el 2021.
Fantástico dream team el que integraron entonces Julio Huerta y Omar Álvarez con Gordillo, Giorgana, Díaz Arteaga, Castro, Alfredo y Pablo Montiel para vencer a Claudia Rivera con el consentimiento del muerto.
Regalazo si les entregaba la gubernatura, reintegro si les ayudaba a retener la capital poblana y les respetaba la cuota de diputaciones locales y federales con la periferia incluida.
San Pedro Cholula, San Andrés, Cuautlancingo, Coronango y alguna ranchería adicional con vacas lecheras de ubres gigantescas y buena calidad les caerían de perlas.
Ganar en lo oscuro lo que no podían ganar de día en las urnas fue una bendición para el PAN mientras el muerto inhalaba y exhalaba. Contaban con él y él contaba con el partido en lo político y legislativo.
Al tronar los dedos el muerto los parlamentarios panistas aprobaban sus caprichos en iniciativas y decretos. Silbaba y bajaban la mano. Sin señas de represión polemizaban. Con miradas de sosiego callaban, se sometían.
Aguantarle arrebatos y humores bien valía la pena por tanto recibido. Gordo les caía también como a todo Puebla, sin embargo, era un sacrificio que estuvieron dispuestos a soportar.
Con el muerto muerto, como ellos lo expresaron, se los cargó la chingada pues lo que ganen en el 2024 será por méritos propios, sin concertacesión y partiéndose el alma.
Juego nuevo para el PAN. Su anterior estrategia de complicidad no les sirve, deben cambiar para no perder lo que en geografía electoral poseen, incluso, intentar nuevas fórmulas de sociedad internas y externas.
Su complicidad con el muerto fue amor prohibido para la federación. Al muerto se lo toleraron, se hicieron de la vista gorda, con el vivo no ocurrirá lo mismo.
Morena seguramente irá en el 2024 por todas las canicas. Gubernatura, capital poblana, Congreso y cámaras federales como sucedió en 2018, elección donde al muerto le arrebataron lo que era suyo, algo que Dios luego castigó. @DiarioReporter