Por: Jesús Ramos
Por casi siete meses se mantuvo oculto, a salto de mata pues. Le preguntaban los machuchones del periodismo nacional si su mano mecía la cuna de la crisis en la UDLAP. No Ciro. No Adela. No García Soto. No Loret. No Ricardo Raphael. Repitió sistémico, “es un asunto entre particulares”.
Con la prensa local fue lo mismo, aunque aquí esa pregunta se la diseñaban a modo, tersa, perfumada y suave, con emisario apalabrado para que luciera en la respuesta verbal y expresiva.
Siempre lo negó. Obvio, existen razones jurídicas y políticas para que así fuera.
Imagine la invasión militar y policiaca a la UNAM de 1968 orquestada por Díaz Ordaz y Echeverría. En esa escena trágica fue violada la autonomía de la Máxima Casa de Estudios de la Nación con aquel saldo horroroso.
Ahora recuerde al cuerpo de granaderos, policías estatales y auxiliares incursionando en las instalaciones de la Universidad de las Américas Puebla para apoderarse del campus.
Haga el esfuerzo por ver en su mente al entonces secretario de Seguridad Pública Rogelio López Maya recibiendo la instrucción del gobernador Barbosa para desalojar a la comunidad académica de su alma mater.
—¿Me autoriza tomar la universidad, Señor?
—¡Proceda!
Existen imágenes fotográficas y videos que testifican la forma en que las fuerzas estatales de seguridad pública violaron la autonomía de esa universidad. Puede vérseles dentro de las instalaciones en pasillos, calzadas y accesos.
Los dos últimos reportajes de la revista Proceso fueron reveladores. Nos muestran un gobernante orquestando detrás de los telones toda una trama jurídica en la que Gil Zuarth promete obtener la herencia de los Jenkins como botín y además la Udlap en prenda.
Si siempre lo negó, implica que siempre mintió. Y sí así fue, la justificante de traer a Puebla la herencia que William O. Jenkins dispuso para el estado poblano sale sobrando, porque igual, detrás de su argumento noble o causa justa puede ocultar alguna mezquindad.
Ayer mismo el señor Ríos Piter renunció al cargo de rector de la casa de estudios. Debió hacerlo antes. No lo hizo por conciencia, principios o ética, lo hizo presionado por el escándalo que no pueden maniobrar ni Barbosa, ni Zuarth ni él.
La marcha del viernes pasado de jóvenes, trabajadores y académicos, el plantón a las afueras del campus y las movilizaciones que se han registrado en la capital y otras partes del país están rindiendo frutos. @DiarioReporter