Por Jesús Ramos
Ese es el planteamiento político de Barbosa. Vetar a Nacho para jugar con Lalo y Alejandro la sucesión gubernamental en el 24. Su relación con ambos es buena, pero ampliamente superior la del yunquista.
La idea no es mala, sin embargo, existen fuerzas amplias y poderosas que podrían impedírselo. Fuerzas que derivan de errores de cálculo cometidos por él de hace dos años a la fecha.
¿A qué fuerzas invoco? Haber gestionado la derrota de Morena para entregar la capital al PAN en el 2021.
Sus vínculos con Gil Zuarth y Calderón, con el cargo más importante del gabinete estatal por rúbrica de complicidad, el de Ana Lucía Hill, también juegan en contra suya.
Su enemistad con Adán Augusto, Bartlett y Mario Delgado, las fobias que siente hacia él Beatriz Gutiérrez y su distanciamiento inocultable con Andrés Manuel.
Hemos visto en video, redes sociales y representaciones diplomáticas que la esposa del Mesías también manda en Palacio Nacional.
Todo buen análisis político debe considerar a los antes mencionados como obstáculos del mandatario para lograr el propósito. Su balanza de veto está ligeramente inclinada hacia el no en mayor medida que el sí.
El ser leales a sus partidos permitía antes a los gobernadores vetar aspirantes al trono. Eran poseedores de grandes reservas morales, gozaban de derecho de piso político en sus estados, altos niveles de confianza, los presidentes consideraban sus opiniones.
Puebla no es un caso de esos. Y poniendo a Guerrero y Macedonio por ejemplo, cuando Andrés Manuel elige a uno de los suyos para gobernar una entidad, no hay escándalo, presión ni berrinche que le haga cambiar de opinión.
La tirada de Barbosa es que vetado Nacho podrá elegir a Alejandro o Lalo como su sucesor. Con los dos gana por ser aliados suyos sin importarle que uno sea de Morena y el otro del PAN.
Por descabellado que parezca, el gobernador de Puebla se ha entretenido más en hacer política, generar odios y concretar venganzas que en tareas de seguridad, progreso y paz.
El asesinato de la madre buscadora Blanca Gallardo solo es un caso de los miles que han ocurrido desde que Barbosa ascendió al Poder. Para él, es más importante la política que la gobernabilidad con paz y seguridad social.
La proyección de que un primo Mier será gobernante de Puebla por supuesto que tiene fundamentos sólidos. Pero cuál de ellos sea, dependerá en absoluto del triunfo o fracaso del veto de odio. @DiarioReporter