Por: Jesús Ramos
Él, es un extraordinario periodista, por sus venas corre tinta en vez de sangre. Le conozco desde hace tres décadas, siempre luchón, comprometido y dedicado a su trabajo. Es un tipo serio que viste la camiseta del medio de comunicación para el que labora con dignidad.
Mejor periodista que muchos y que yo. Así es él, además de sencillo y buena gente. Su saludo es franco. Sus preguntas son dardos envenenados que sólo los servidores públicos y políticos inteligentes logran descifrar.
Si no las descifran, no las entienden y si no las entienden están negados a la inteligencia, son lo opuesto.
Así es mi amigo y colega periodista, un chingón en toda la extensión de la palabra, un ser de luz. Por si fuera poco, también caballero, educado, jamás vulgar ni corriente.
Animal de costumbres al fin, Barbosa tuvo una expresión desafortunada hacia uno de los periodistas que cubren sus ruedas de prensa matutinas, le tildó de “¡pendejo!” después de escuchar su pregunta, todos oyeron la expresión soez y ramplona.
Veinticuatro horas antes habían asesinado al compañero periodista Armando Linares de Zitácuaro, Michoacán, el octavo en la lista de los que han caído del 15 de enero a la fecha en el país, trágico acontecimiento que nada le importó para ofender a uno de los nuestros y mostrar respeto, educación pues.
No es el primer periodista de la fuente de gobierno al que agrede verbalmente Barbosa, lo ha hecho antes, abusa de los convenios publicitarios que tiene con los medios de comunicación oficiales para pisotear la dignidad y necesidad laboral de los reporteros.
Su equipo técnico rápidamente se dio a la tarea de editar la parte donde tildó de “¡pendejo!” a mi compañero, pero la desafortunada expresión ya había sido lanzada.
Ofendió a la fuente, no a uno, lo hizo con todos. No aprende. Las repite con singular frecuencia. Es un calvario para los reporteros de la fuente aguantar tanta majadería cada 24 horas. Y lo hacen por necesidad, por eso abusa.
En la sala 5 de mayo de Casa Aguayo, desde donde realizan las ruedas de prensa virtuales yo noté la presencia de un gobernador, tres funcionarios, un técnico en transmisiones y un profesional de la prensa que vía remota lanzaba brillante dardo envenenado en forma de pregunta sólo para gente de probada inteligencia que evidentemente no se encontraba ahí.
Lo que sí había en tan pequeño espacio era un grosero, tres cobardes y un pendejo que no cerró a tiempo el micrófono. @DiarioReporter