Por: Jesús Ramos
Se verán como auténticos rivales. El engaño será su estrategia. Pelearán por la oportunidad de relevar a Barbosa. Y lo peor de todo, los destapes de funcionarios anulan toda posibilidad de resultados futuros de gobierno.
Si en conjunto no pudieron ser eficientes para Puebla, no veo cómo llevando cada uno agua para su molino puedan dar buenos saldos a una administración que se ha distinguido por inepta. Cero cosas. Nada pues que podamos ver, localizar y presumir.
Dar mayor importancia a la política de sucesión que a la inseguridad será un error que pagaremos carísimo los poblanos. No dedicarse en cuerpo y alma a atenuar la quinta ola de Covid, el desempleo y el deterioro del poder adquisitivo raya la locura.
Barbosa pretende copiar la estrategia de Andrés Manuel en la sucesión presidencial. Pero López Obrador tiene en Marcelo, Adán, Claudia y hasta en Monreal a auténticos caballos percherones.
Como Gengis Kan, donde pisan no crece la yerba, donde escupen incendian praderas. Son auténticas chuchas cuereras. Por sí solos generan agenda para bien o para mal, escándalo o alegría. En fin, de ellos y no de otros saldrá el candidato morenista para el 2024. No dude.
Negar el talento y lo que representan cada uno de ellos en Morena es estar ciego y sordo. Un mal cálculo o error de política interna puede resultarles perder la Presidencia.
Nomás mire el tamañito de Salomón Céspedes, Gabriel Biestro, Olivia Salomón, José Antonio Martínez, Liz Sánchez y Melitón Lozano. Muy opacos todos ellos. Pobrecitos. Hasta los aplaudidores de Barbosa han de tener serias dudas que de entre ellos salga el candidato.
Son incapaces de ocasionar una fractura a Morena. Si cualquiera de ellos se va del juego sucesorio lo único que ocasionaría sería risa, lástima. Nada más. Carecen del capital de riesgo que ponga en peligro un proyecto político. Eso los minimiza.
Tres secretarios de seguridad engañaron a Barbosa. Él lo confesó. Bueno, ahora estará más propenso al engaño porque los destapados trabajarán y lucharán por ganarse el premio prometido a costa de ocultarle cosas, gastos e inversiones.
De dientes para afuera los destapados sonreirán frente a la prensa, como Monreal y Sheinbaum, pero por detrás se propinarán buena cantidad de puñaladas e intentarán destruirse unos a otros.
Cuando AMLO soltó su caballada, los proyectos insignia como el Aeropuertos Felipe Ángeles, Dos Bocas y el Tren Maya estaban en marcha. Y Morena era suyo en lo absoluto. Es decir, tenía la seguridad de dejar un legado al país y el control del partido para poner a quien decida.
Barbosa carece de obras insignia y por ello su gobierno no dejará huella. Tampoco tiene todavía el control de Morena Puebla. Habría sido inteligente de su parte tener primero el partido y después quitarle los bozales a la caballada para que corrieran con soltura. Aguantar tantito. Dio el paso dos sin dar el uno.
Lo que ya hicieron en equipo los secretarios de estado no lo harán en adelante, son primero sus intereses individuales. Echarán mano de toda clase de estrategias y juegos sucios para descarrilar al adversario. Pelearán. Su objetivo será suceder a Barbosa. Ahora mismo dirán que no a cualquier precio, después corregirán porque la política es así, sucia y siniestra.
Una cosa lleva a la otra, con los destapes el protagonismo lo asumen los posibles sucesores. Es lo que ha hecho López Obrador y quiere hacer Barbosa.
El lío aquí es que no fue capaz de dejar un legado, no tiene todavía el control de Morena y los que vemos esto con objetividad creemos que el próximo gobernador no será enteramente uno de los suyos.
Frente al circo de enanos que está presentando, Beatriz, Armenta, Nacho y Lalo seguirán siendo favoritos.
Negar que la decisión final de Morena recaerá en el candidato a la Presidencia y en AMLO es distorsionar la realidad. Inclinarla sólo del lado de Barbosa, por lambisconería, no es ser profesional. @DiarioReporter