Por Alberto Pacheco
A prácticamente un año de haber tomado protesta las autoridades municipales en los 217 ayuntamientos de Puebla, son decenas de casos reprobables, adónde sus alcaldes, hombres y mujeres no se han cansado de disque aprender, cometiendo las más grandes pifias e infamias.
No obstante, para efectos prácticos, vamos a mencionar solo a los 3 peores, basados en criterios de: relevancia, ingresos y por supuesto, perjuicios cometidos en contra de sus gobernados.
3er. Lugar de los alcaldes más infames. Eduardo Rivera Pérez de Puebla capital.
Eduardo Rivera Pérez, Alcalde por segunda ocasión no consecutiva de la capital poblana, llegó al poder con una alta estima ciudadana, pese a que su primer periodo fue sumamente mediocre, pero que, justificó una y otra vez con el supuesto bloqueo que ejercía el difunto Rafael Moreno Valle y que en el subconsciente social transitó con el “no lo dejaron trabajar, pero es bueno”.
Sin embargo, Lalo, no solo no aprendió de sus yerros del pasado, sino que los exacerbó; creando un gabinete de cuotas y cuates y no de funcionarios altamente cualificados, como la ciudadanía requiere. Personajes que viven de las rentas de sus apellidos y padrinazgos y no, de los resultados a su paso por la administración pública.
Alcalá, Cañedo, Montiel, Domínguez, Arruabarrena, Arabián etc. Reciclaje malhecho y que siguen “apantallando” con nada al Alcalde, en detrimento de los poblanos.
La inseguridad por las nubes, el desarrollo económico por los suelos, la corrupción a sus anchas, los servicios cada vez más precarios, y encima: más impuestos, bajo el discurso de que lo que tiene, no alcanza, pero paradójicamente, elevando el gasto en salarios, galletitas y café entre otras cosas irrelevantes, porque la austeridad, solo aplica para la ciudadanía, faltaba más.
Lalito, ha tratado de ocultar su muy mediocre administración con un sarape de buena ondita, que lo mismo toma una pala y un pico y disque bachea, o se coloca un casco y disque cambia una luminaria, o se pone unos tenis y se va a trotar con los policías, a sabiendas de que los mexicanos pueden perdonar que sus políticos les roben, les mientan, los sometan a vivir en un entorno miserable…pero nunca, que no sean “buena onda” o que les desprecien un taco o un vaso de chesco.
Por eso mismo, entre sus sueños más locuaces, está el de pretender que puede ser gobernador, mientras no pierda lo buena ondita, mientras esa carita afable y discurso mesurado, siga penetrando en el corazón de los poblanos, aunque en realidad, desde el día 1 de su administración, no los ha dejado de penetrar y duro…
2do. Lugar de los alcaldes más infames. Paola “Sweet Heart” Angón de San Pedro Cholula.
Seguramente, muchos habrán pensado que Sweet Heart Angón, se llevaría la presea de oro como la Alcaldesa más infame, en efecto, iba en caballo de hacienda liderando tan ominosa lista, haciendo más infame, lo que ya era infame en su gobierno y, cuando pensábamos que no podía ser peor, inmediatamente se superaba con algo MUCHÍSIMO PEOR; no obstante, al final, fue vencida por una nariz.
Paola Angón o como le llaman sus cuates, Sweet Heart Angón, comenzó todo de la peor manera, desde su muy opaca postulación, impulsada desde las cloacas más asquerosas y los acuerdos más nefastos, a sabiendas que, en teoría, sería solo la cara amable de quienes en la práctica controlarían los jugosos recursos del milenario municipio.
Y es que, Paola Angón, no solo no tiene trayectoria alguna digna de resaltar en su hoja de vida, ni como funcionaria, ni como activista, ni como profesional; sencillamente, es de aquellas a las que la diosa fortuna de la inmunda clase política, tocó con su gracia por azares del destino…
Con lo que no contaban estos oscuros personajes, es que esta linda flor se les revelaría y, por sus fueros, los mandaría muy lejos, pero ojo, no para entregarse a gobernar con ética y profesionalismo, sino para entregarse a los placeres del amor, pues enamoradisa como es, no dudó un segundo en entregar el olimpo a su Zeus más carnal.
Pues con total cinismo, entregó el control de las áreas estratégicas del Ayuntamiento a su pareja sentimental y familiares y cuates de este, importándole un comino lo que dicta el manual más básico de la ética y ni qué decir, de la opinión pública.
Pues cual Diana Cazadora, empuñó la lanza contra todo aquel que cuestionara a su chiki baby y como no, a su terrible administración.
Peleada con su cabildo, con su equipo de trabajo, con los empresarios, con su partido y, sobre todo, con el pueblo que la eligió, se sostiene de los alfileres propios de un sistema político putrefacto, porque si bien, seguramente no la depondrán, su nombre ya tiene un lugar VIP en el basurero de la infamia política, como un ejemplo, de lo peor y más dañino que ha tenido San Pedro Cholula.
Un ayuntamiento empinado, sin pies ni cabeza, sin liderazgo y que, en solo un año, ha hecho vomitar a propios y extraños.
Paola Sweet Heart Angón, prefirió comprarse amor con el estatus y el poder, en vez de construir un gobierno eficiente, digno de la grandeza de la historia de su pueblo.
Pobre San Pedro Cholula, con una alcaldesa que inhala cual raya de cocaína, un amor comprado y exhala, los problemas más terribles para los cholultecas.
Medalla de oro para el alcalde más infame de Puebla. Norma Layón de San Martín Texmelucan.
Mucho o poco se podría escribir sobre Norma Layón, dependiendo del enfoque, sin embargo, aunque el municipio año con año se desfonda en los indicadores de competitividad, de seguridad, desarrollo social y con la presencia más que obvia del crimen organizado, como en prácticamente todos los municipios de Puebla; Norma Layón, se lleva la presea a la Alcaldesa más infame de Puebla por el terrible acontecimiento sucedido hace muy poco: el colapso de un tanque elevado de agua, que acababa de inaugurar con bombo y platillo y que cobró la vida de cuando menos, 2 personas.
Y es que, algo así, es realmente inconcebible y que se debe catalogar como una negligencia criminal por parte de ella, puesto que hubo múltiples violaciones administrativas y técnicas que se obviaron y llevaron a este fatal desenlace.
En un país que aspira a ser medianamente democrático, una situación de esta magnitud habría llevado de manera fulminante a su renuncia o cuando menos, licencia, hasta aclarar y desahogar todas las líneas de investigación y deslindar responsabilidades.
Sin embargo, Norma Layón excusó su negligencia criminal, hasta en el hecho de que las víctimas supuestamente estaban ingiriendo bebidas alcohólicas debajo del tinaco, como si eso fuera una causal, probablemente aludiendo a un castigo divino.
Y, a los pocos días del fatídico incidente, como si nada hubiera pasado, salió a desfilar embriagada de impunidad, aunque por supuesto, los silbidos y abucheos no se hicieron esperar.
Norma Layón es la representación perfecta de que la incompetencia de los servidores públicos ha encontrado en la impunidad, un binomio perfecto que cohabita con la indiferencia de los ciudadanos, que hoy fustigan y mañana con un bailongo o una entrega de despensas, aplauden como focas.
Es lo que hay, es lo que probablemente merecemos por la indiferencia con que actuamos ante la cuestión pública, pues de los 217 presidentes municipales, podemos contar con los dedos de una mano, las honrosas excepciones, pero por desgracia, Lalitos, Sweet Hearts Angón y Normitas Layón son la norma, por eso, Puebla está en franca decadencia y parece que a nadie o a casi nadie le importa.
Tres alcaldes que en un país desarrollado, estarían encarcelados o mínimamente, excluidos de toda posibilidad de participar en la vida pública, pero en nuestro país y en nuestro Estado, caminan con total cinismo por las calles, sabiéndose impunes y que al terminar sus desastrosas administraciones, cuando menos, se jubilarán millonarios a costa de los sueños, anhelos y claro está, de las vidas de los ciudadanos.