*El alcalde Ignacio Mier Bañuelos no vive en Tecamachalco y huye del municipio antes de caer la noche.
*Cuando la policía municipal cometió el triple crimen Mier Bañuelos andaba tomando con sus amigos.
*Los tecamachalquenses piensan que al gobernador Barbosa le conviene la crisis de inseguridad que azota al municipio por sus diferencias políticas con Mier Velazco.
Por: Equipo Investigación Reporter
Son las 9 de la noche y parece una ciudad fantasma. Por aquí oscurece los negocios cierran y todo mundo busca refugio en su casa. Después de que la policía municipal abatiera a tres ministeriales de la Fiscalía General del Estado, el viernes 19 de noviembre, en pleno centro histórico, la gente tiene miedo no sólo a los cárteles que se disputan la plaza, también a la policía y las autoridades.
La prensa local sabe que en el último trecho de la administración municipal de Marisol Cruz arreció el enfrentamiento que sostienen los cárteles Jalisco Nueva Generación de Nemesio Oseguera Cervantes alias El Mencho y el de Sinaloa de Ismael El Mayo Zambada, pero prefiere no meterse en honduras para no arriesgar la vida.
Locatarios de negocios comerciales cercanos al zócalo evitan profundizar en el tema, sin embargo, ponen de ejemplo dos locales quemados, uno de Telcel y otro de bisutería, cuando entre dientes hablan temerosos del cobro de piso y del choque de las dos organizaciones criminales. Protección Civil municipal, dictaminó que el siniestro fue ocasionado por un corto circuito, ellos, opinan diferente.
Con un alcalde que en los días hábiles se traslada del exclusivo fraccionamiento La Vista de la ciudad de Puebla a Tecamachalco y que, además del sábado y domingo, cuando le viene en gana falta a las obligaciones de edil que le confirieron en las urnas, los habitantes pocas esperanzas tienen que Ignacio Mier Bañuelos les devuelva la tranquilidad y paz social de aquella ciudad de años atrás, aburrida y bostezante, que hoy añoran.
Amigos del mismo presidente municipal critican que desde el 15 de octubre que rindió protesta al cargo ha dedicado más tiempo a las tertulias y a la bohemia que a solucionar la grave crisis de inseguridad y al diseño de un plan de gobierno municipal serio y con prospectiva.
Incluso a la hora que su secretario de Seguridad Alejandro Santizo y los policías del ayuntamiento baleaban a los ministeriales José Adrián Muñoz Huerta, José Guillermo Méndez Arellano y Miguel Sánchez Rosas, el alcalde Mier Bañuelos se encontraba echando trago con Alfonso Cid, Mariano Cruz, José Silva y Nadia Ivón Hernández, cerca del sitio del tiroteo, revelaron cercanos suyos.
Los efectos del alcohol, reflejados en la articulación de las palabras, el contenido de su mensaje, el color de la piel y en las expresiones faciales y corporales del primero y segundo video, este último ya con la resaca encima, donde el alcalde habla de una confusión y falta de coordinación policiaca, a propósito del asesinato de los agentes de la FGE, su estado de inconveniencia es bastante notorio.
Lo ocurrido la noche del viernes 19 de noviembre a los elementos del área especializada en la Investigación de Delitos de Alta Incidencia de la FGE, la gente asegura que es consecuencia de la crisis de inseguridad que sufren desde meses antes. En septiembre arrojaron un par de granadas a dos domicilios del barrio de San Nicolás. El objetivo era eliminar a un tipo apodado El Colín, pero fallaron, más tarde cobrarían venganza con su novia Nayely de la Cruz.
En Tecamachalco y la región operan 7 bandas delictivas identificadas por las policías municipales de Tepeaca, Huixcolotla, Yehualtepec, Quecholac, Palmar de Bravo, Tochtepec, Acatzingo y por los servicios de inteligencia estatal. Los mamers, Los Pino Suárez, Los Pelones, Los Camarillo, Los Toñines y dos más, mismas que pretenden absorber el Cártel Jalisco Nueva Generación o el Cártel de Sinaloa.
La plaza que no sólo se limita a Tecamachalco, sino que también incluye los municipios antes citados, implica la distribución y venta de drogas sintéticas, robos al tren, asaltos en carretera, huachicoleo, robo de vehículos particulares y de empresas, sobre todo abarroteros y de muebles, secuestro, asesinatos y extorsión.
El 11 de octubre asesinaron a seis personas en una tienda de conveniencia Oxxo en el barrio de San Juan, uno de los que sobrevivieron fue secuestrado. Dos semanas después acribillaron a un joven en la escuela telesecundaria Jean Piaget de San Mateo Tlaixpan.
El clima de violencia ha escalado a tal gravedad que el alcalde Mier Bañuelos prefiere salir de día de Tecamachalco hacia Puebla que de noche. Y cuando la oscuridad lo atrapa, como el 19 de noviembre, se aloja en el domicilio de una parienta suya por carecer de domicilio propio.
En la ciudad corrió el rumor de una posible destitución de Mier Bañuelos por su decisión de huir a la CDMX horas después del crimen de los ministeriales, sin embargo, quienes conocen a su familia entienden esa dificultad por el parentesco que tiene con Sergio Salomón Céspedes, líder del Congreso del Estado y tío suyo por el lado de su madre.
Ninguna trama misteriosa encierra la presencia de un coche rojo a escasos metros de donde fueron ultimados los ministeriales, en la banqueta de la parroquia de La Asunción, pues los tecamachalquenses identifican el automóvil rojo como aquel en el que se trasladaba frecuentemente el secretario de la policía municipal Alejandro Santizo y en el que habría arribado él y sus escoltas a la escena del crimen.
Héctor Manuel Pérez Cuellar, consultor y catedrático con amplia experiencia en cargos federales, estatales y municipales en materia de seguridad pública, calificó como desafortunadas y aventuradas las declaraciones del gobernador Luis Miguel Barbosa y del Fiscal Gilberto Higuera, por acusar, apenas 36 horas después de los hechos, a la policía municipal y a Santizo de haber perpetrado el triple crimen de ministeriales con el sello característico de la ejecución.
“No se debió a una confusión, sino a una ejecución directa”, expresó Barbosa en el funeral de los agentes. Gilberto Higuera se fue en el mismo sentido del mandatario: “Estaban haciendo un trabajo en atención a un hecho delictuoso y elementos de la policía municipal de Tecamachalco acudieron a ese evento y le dispararon al personal. Privaron de la vida a tres con dispararos en su cabeza, es evidente que hubo posición de tiro específico”.
Pérez Cuellar considera que la sentencia prematura de los dos funcionarios del Estado, además de violar la presunción de inocencia y el debido proceso, podría alterar la carpeta de investigación, dado que el área de servicios periciales haciendo uso de la ciencia y los estudios técnicos, e incluso de la recreación de los hechos, tendría que determinar la distancia y trayectoria de los impactos antes de afirmar o negar si se trató de una ejecución.
Es importante estudiar el ángulo de los disparos, porque también podría ser que si los municipales lo único que veían era la cabeza de los agentes fue hacia ese punto a donde orientaron el cañón o fusil de las armas, refiere Pérez Cuellar. Para que sea catalogado como ejecución los disparos en la cabeza debieron realizarse a una distancia máxima de un metro dejando hulla de pólvora a las víctimas, añade.
Desde la noche de la tragedia, los ciudadanos observan apenas tres patrullas de la Policía Estatal, con dos efectivos por vehículo, realizando recorridos en el centro de Tecamachalco. Y otros 12 uniformados de la Guardia Nacional en unidades rotuladas. Dieciocho policías en total para resguardar a más de 80 mil habitantes, cuando la anterior administración municipal contaba con una fuerza policiaca, vial y de protección civil de 200 efectivos.
Es evidente que después de la detención de los 12 policías municipales del turno en que se registraron los hechos del 19 de noviembre, el gobernador no ha cumplido su palabra de garantizar la seguridad e integridad de los habitantes del centro de Tecamachalco, pero tampoco de aquellos que viven en las juntas auxiliares de Alseseca, San Mateo Tlaixpan, Santa Rosa y las comunidades de Xochimilco, Cuauhtémoc, La Laguna, San Martín de Porres y los fraccionamientos de la periferia.
La insuficiente fuerza de protección y reacción para el auxilio de la ciudadanía, en medio de esta crisis de inseguridad, aumenta el temor de la gente por entender que las diferencias que sostienen la familia Mier con el gobernador Luis Miguel Barbosa, sitúa a la ciudad en medio de un conflicto político que les afecta.
La respuesta del coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en la Cámara Federal, Ignacio Mier Velazco, a pregunta expresa sobre el incidente, llevó consigo una dura advertencia a Gilberto Higuera: “Pido a la Fiscalía General del Estado que actúe con autonomía en la investigación. Estoy pidiendo respeto. Yo respeto a la Fiscalía”.
En la campaña electoral pasada, Barbosa influyó en la decisión de candidaturas de los partidos políticos opositores a Morena en el municipio de Tecamachalco, su propósito fue derrotar a Ignacio Mier Bañuelos, hijo de Mier Velazco, pero fracasó, no pudo hacerse de la alcaldía, incluido su candidato punta de lanza Inés Saturnino del Partido Social de Integración, asociado, por cierto, a temas de huachicol, además de integrantes del crimen organizado del Triángulo Rojo.
Más que un simple ayuntamiento, Tecamachalco fue el primer juego de vencidas entre el gobernador y el coordinador de Morena. Si Barbosa derrotaba al hijo de su adversario político significaría un duro golpe a las pretensiones de Ignacio Mier Velazco por arribar a la gubernatura, pero falló.
Los tecamachalquenses entienden que la crisis de inseguridad por la que atraviesa el municipio, y el crimen de los tres ministeriales, abona a las pretensiones de Barbosa por desbarrancar a Mier Velazco de la carrera por el gobierno estatal en el 2024. Saben que todo lo malo que le suceda a la ciudad le conviene al mandatario porque los desaciertos del hijo al frente del ayuntamiento impactan políticamente en su padre.
Una acción que molestó en sobremanera a los habitantes de Tecamachalco fue que Mier Bañuelos huyera los días más oscuros de la crisis, por el triple homicidio, para refugiarse con su padre en la Ciudad de México, dejándolos solos y a su suerte hasta el 23 de noviembre que regresó para sostener un encuentro con Ana Lucía Hill, secretaria de Gobernación. @DiarioReporter.