Por: Jesús Ramos
La historia de este bebé rompe el corazón y taladra el alma. Nació en octubre, pero por complicaciones intestinales falleció el 5 de enero y un día después sus padres lo sepultaron en el panteón de Iztapalapa de la Ciudad de México.
Entendían que ya descansaba en paz, que tres metros bajo tierra nadie le molestaría y que su dolor de perderlo tendrían que soportarlo en adelante hasta el último día de sus miserables vidas.
Pero no fue así ni descansaba en paz. Le habían molestado para llevarlo al santuario de la corrupción, donde el gobierno de Puebla ha puesto oídos sordos a la maldad y a la prestación de servicios ilegales que se ofertan en los centros penitenciarios.
Hasta el 10 de enero que este bebé fue hallado en los contenedores de basura del penal de San Miguel, era el bebé sin nombre, pero por indagatorias de la activista Saskia Niño de Rivera en poco tiempo se supo que se llamaba Tadeo Ayala Peralta y que era el mismo de Iztapalapa.
Repetitivo en sus modos, el Ejecutivo del estado alardeó, como por costumbre lo hace, contar con investigaciones muy avanzadas sobre Tadeo y porqué había sido exhumado, trasladado e ingresado al penal de San Miguel.
Y muchos, muchos, muchos días después, el 3 de febrero, el gobernante y la Fiscalía se animaron a alzar sus copas y festejar el éxito de haber resuelto que a Tadeo lo trajeron a Puebla para desestabilizar el penal de San Miguel.
¡Perdón! ¿Resuelto? Si con las expresiones de “se presume” y “se cree” de Barbosa y del fiscal Higuera Bernal nos están diciendo que no han resuelto nada del escándalo del bebé. Están divagando por Dios.
Y si no saben o no quieren decir las autoridades poblanas por qué Tadeo fue a parar a un basurero del penal de San Miguel, tendrían simplemente que ser honestos y externar sus razones.
Ofender la inteligencia de 6 millones y medio de habitantes de este estado no es lo correcto ni lo más ético, cuando en el reclamo social y de las ONG´S se exige saber la verdad, sea cuál sea.
La Fiscalía de Puebla esclareció totalmente el caso del bebé hallado sin vida en San Miguel dice el cabezal del boletín de la dependencia. “Presuntamente Antonio N es (fue) quien instruyó la introducción del cuerpo, lo recibió y lo ocultó en tanto que Sergio N lo habría depositado en el contenedor de basura”, explica casi al final del texto.
El carpetazo al caso es ofensivo. En su propia narrativa de solución confiesan que nada han resuelto, que fueron incapaces de descifrar las interrogantes de fondo del motivo y razón que llevaron a Tadeo al penal.
Señores, la coartada desestabilizadora resulta difícil de comprar y de vender. No deben concluir algo que no han resuelto sólo para escapar por peteneras de este escándalo criminal poblano. @DiarioReporter