Por Jesús Ramos
En Puebla hay una percepción generalizada de que Barbosa es el peor gobernador que ha tenido el estado en su historia reciente. Haga el ejercicio. Pregunte a su círculo cercano si es falso o verdadero.
Las respuestas que encontrará en seguridad, empleo, desarrollo social, economía, educación, salud e infraestructura tendrán similitudes impresionantes.
Llegó al poder con una legitimidad inferior al 14 por ciento y una votación estatal de apenas 33 puntos porcentuales repartida entre él, Enrique Cárdenas y Alberto Jiménez Merino.
Hablando en cristiano, nueve de cada diez electores evitaron votar por el hoy mandatario en términos reales.
En el Ranking de agosto, Consulta Mitofsky lo ubicó en el penúltimo lugar de evaluación de los gobernadores del país, casillero en el que está estancado desde hace rato, colero junto con David Monreal.
Gray Davis fue el 37 gobernador de California. Su problema fue no saber comunicar los logros de su gobierno. La gente pensaba que era bastante malo, algo que distaba mucho de la realidad.
No supo articular de manera adecuada el discurso con la narrativa y la historia. Expertos discursistas aseguran que si estos elementos no se alinean con la comunicación social y la agenda digital el resultado inminente es el fracaso.
Desde hace cuatro años López Obrador nos ha vendido la formidable historia del bien y del mal, conservadores contra liberales, progreso contra pasado, honestos contra corruptos, nacionalistas versus vende patrias.
Y toda esta narrativa polarizante originada desde la mañanera, perfectamente alineada a su comunicación social y extendida de manera transversal hacia las redes sociales. Lo suyo es una sinfonía maravillosa.
Barbosa polariza tanto como López Obrador, el asunto es que carece de una historia de venta, narrativa y discurso, y su comunicación social es vertical no transversal.
Avanza al día a día, sin brújula y sin rumbo, su narrativa es política en vez de gubernamental. La poca legitimidad con que arribó al gobierno pudo haberla compensado con la historia de llevar a Puebla al siguiente nivel, algo que no pudo ni en los hechos ni en el discurso.
Moreno Valle sí llevó al estado a un nivel supremo comparado con los gobiernos del PRI, tuvo discurso, narrativa e historia gracias al equipo de discursistas que conformó, sincronizado perfectamente con su comunicación social y redes sociales.
Barbosa como Gray Davis accionaron lo mejor que pudieron desde su puesto, pero son juzgados como pésimos gobernantes, tal vez de manera injustificada, fallaron en su forma de comunicar. @DiarioReporter