Por Jesús Ramos
Lo que le sigue de terrible es la relación que sostiene el alcalde electo de Tehuacán, Alejandro Barroso, con la prensa de ese municipio, puede gobernar sin ella es lo que ha echado en cara a periodistas de radio, televisión, web y redes sociales.
Seguro puede, pero no debería enfrascarse con ella en choque estéril o confrontación directa si pretende lustrar su mandato y destacar sus acciones de gobierno, hacer fama de buen edil.
Le califican de soberbio, incluso de grosero y vulgar con comunicadores referentes, medios relevantes y reporteros que sólo cumplen con sus cuotas de notas diarias para las redacciones.
Paola Angón, alcaldesa de San Pedro Cholula, de inicio asumió conducta hostil con la prensa de su municipio, de desdén, desprecio, incluso encarceló a un par de periodistas y amedrentó a varios de ellos.
Fue mal asesorada, su comunicación institucional, a través de canales propios, no surtió el efecto que quería, tampoco le encumbró en excelsa fama ni en reconocimiento positivo.
Barroso seguro piensa, como muchos morenistas que ganaron en las elecciones pasadas, que el elector votó por ellos, sus grandes talentos y propuestas de gobierno, que de poco les fue de utilidad la marca Morena y los roles jugados por Sheinbaum y Armenta.
Entre laureles lo que engrandece a los candidatos triunfadores es la sencillez con que se muestran, la humildad con que orientan su comunicación, su disposición a escuchar y lo auténtico de su sonrisa. @DiarioReporter