Por Jesús Ramos
Por su forma de ser Alejandro Armenta raya más para ser amado que para ser temido, de hecho, los casi 2 millones de votos que obtuvo para gobernar Puebla los ganó por su carisma bonachón y alegre.
Tiende a ser afectivo y cariñoso en el trato, se muestra sencillo y afable, buena persona, sin embargo, todo gobernante interioriza dos personalidades de forma natural, la bonita y la cabrona, esta última para que no le vean la cara y haga valer su autoridad.
En sus 35 días de gobernador ya mostró las dos formas de ser suyas a la prensa poblana con su discurso de respeto a la libertad de expresión y la contradicción del detector de mentiras.
Suavizado la semana pasada, por cierto, lo que se agradece, por ser un gesto suyo de generosidad con quienes ejercemos a plenitud el derecho a expresarnos con libertad a través de las líneas y palabras. Gracias Alejandro.
Nadie tiene la verdad absoluta, si para eso fue creado el detector de mentiras, la verdad es un recurso invaluable y sin exclusividad, nos podemos equivocar todos, gobierno y reporteros, personas en general.
Esas dos personalidades de Armenta hacen pensar en la dura batalla interna que sostiene para definir el carácter público de su gobierno estatal sin que a la fecha exista un lado ganador.
Su lado gentil seguramente triunfará porque el otro derrumbaría con la tristeza colectiva sus tres décadas de político bonachón quienes le conocemos desde entonces. @DiarioReporter