Por Raúl Hermosillo Carmona
Las primeras semanas de septiembre de 2022 serán recordadas como un punto de inflexión en el proyecto de regresión autoritaria impulsado por López Obrador. En estos días ocurrieron tres hechos ominosos que contribuirán a mermar nuestra vida democrática y lo que nos queda de Estado de Derecho:
El primero sucedió durante la primera semana del mes, en la que el presidente y su partido, con la complicidad de sus aliados —los partidos mercenarios del Verde y del PT— modificaron diversas leyes secundarias para que la Guardia Nacional pase a formar parte de la SEDENA, a pesar de que la Constitución señala claramente el carácter civil de este cuerpo armado.
¿Por qué es tan grave lo que hicieron? Evidentemente, porque lo hicieron a sabiendas de que violaban flagrantemente la Constitución. Como no tienen la mayoría calificada para modificarla, tuvieron que torcer la ley y, con ello, incumplieron la obligación republicana asumida al aceptar su cargo, de guardar y hacer guardar nuestra Carta Magna. Pero también, porque lo hicieron solo para satisfacer el capricho del presidente, confirmando así su condición de lacayos del Ejecutivo.
No obstante, lo más grave fue que sentaron un peligroso precedente al violentar el texto constitucional para otorgarle más poder económico y político a las fuerzas armadas. Esto no solo es peligroso en sí mismo, sino que abre la puerta a que, el día de mañana, se vuelva a violar la Constitución para cualquier otra locura: como, por ejemplo, extender el mandato del presidente, suspender las elecciones o sacar a México del Tratado comercial con Estados Unidos y Canadá.
Otra vez queda en la cancha de la suprema corte parar este atropello cuanto antes. Y si no lo hace, habrá sido cómplice de este artero golpe a la legalidad democrática.
El segundo hecho fue la traición de “amlito” Moreno. El inminente desafuero y la orden de aprensión en su contra, lo orillaron a negociar impunidad a cambio de reventar la moratoria constitucional. Con esta traición, ha quedado claro que ya no es un interlocutor confiable hacia adelante, porque seguramente la condición para exonerarlo definitivamente pasa por debilitar al INE y reventar la alianza Va por México en el Edomex.
Creo que el cálculo que ha hecho la dirigencia del PAN y PRD al “suspender temporalmente” la alianza y romper la relación con la dirigencia nacional del PRI, abre la posibilidad de un reacomodo de los liderazgos al interior del tricolor. Sobre todo, si se concreta la votación en contra de la bancada de ese partido en el senado en contra la reforma constitucional avalada por “amlito”. Si esto ocurre, es probable que avance la alianza Va por México a nivel local en el Edomex y en Coahuila. Y, en este escenario, la clave del desenlace recaería en la postura que adopte del gobernador del Edomex.
Al encabezar la alianza Va por México en su estado Del Mazo tendría en sus manos la posibilidad de darle el tiro de gracia a “amlito” y a su dirigencia, ganarle a Morena en su estado y posicionarse como posible líder nacional de su partido en sustitución de “amilito” en agosto del próximo año. Esto lo convertiría desde ya, en un interlocutor privilegiado del PAN y PRD rumbo al 2024.
No olvidemos que sin los votos del priísmo a nivel nacional, es imposible ganarle a la coalición del presidente. Bien que mal, la marca PRI cuenta con una intención de voto que ronda el 18%. Si la alianza se sacude a “amlito” un amplio sector del PRI nacional transitará a Morena. Sería algo normal. A fin de cuentas, son de la misma calaña, comparten el mismo ADN.
Pero también es muy probable que una gran mayoría de simpatizantes y militantes priístas, que no comparten la visión populista autoritaria de la 4T, estén dispuestos a mantener la alianza opositora.
Finalmente, el tercer hecho fue el discurso del secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, en el marco de la conmemoración de la gesta heroica de Chapultepec.
Dijo el general que “quienes integramos las instituciones tenemos el compromiso de velar por la unión nacional y debemos discernir (sic) de aquellos que, con comentarios tendenciosos generados por sus intereses y ambiciones personales, antes que los intereses nacionales, pretenden apartar a las fuerzas armadas de la confianza y respeto que deposita la ciudadanía en la mujeres y hombres que tienen la delicada tarea de servir a su país”.
Para empezar, lo que quiso decir fue disentir, no discernir. Desde ahí se nota la ignorancia y la sumisión de este personaje. Seguramente leyó un discurso enviado desde Palacio Nacional para amedrentar a quienes criticamos la creciente militarización del país.
Pero el punto es que, desde la alternancia democrática, nunca se había visto a un secretario de la Defensa haciendo suyo el proyecto político-partidista de un presidente en turno. Lo que nos habla de que existe un sector de nuestras fuerzas armadas que abraza la posibilidad de acceder al poder y apuntalar el proyecto populista de López Obrador.
Este discurso me hizo recordar que poco antes de la pandemia, un buen amigo —colaborador del gobierno de la 4T al más alto nivel—me dijo que en alguna plática con un grupo de militares jóvenes de alto rango, entre broma y broma le confesaron que, con el obradorismo, había llegado su turno de conducir los destinos del país. Bueno, pues el titular de la SEDENA ya asumió su papel. Pero, como dice el analista Jesús Silva Herzog-Márquez, coincido en que “los ambiciosos que hoy aplauden y callan ante la militarización, serán víctimas de este gravísimo retroceso constitucional”. @DiarioReporter