Por Carlos Clemente
Tuvieron que intervenir grupos tácticos de rescate para poder sacar del fondo de una barranca, en Bosques de San Sebastián, el cuerpo sin vida de Carlos Martín, un joven de 17 años de edad que, justo seis días atrás, sus familiares habían reportado como desaparecido.
El cadáver embolsado presentaba avanzado estado de descomposición; por el modo en que ocultaron el cuerpo se presume que fue víctima de la delincuencia, tan presente en esa zona de la capital poblana.
En otra latitud del estado, en la región de Tehuacán, el homicidio de una jovencita de escasos 18 años de edad de nombre Suri, estudiante de bachillerato y originaria de una zona con alta pobreza, también causó conmoción entre la sociedad.
Su cuerpo fue hallado en un paraje a la altura de San Diego Chalma, cuando se dirigía a la cabecera municipal como todos los días para asistir al CBTIS 229; se había quedado de ver con un amigo, pero nunca llegó, fue alcanzada por la galopante delincuencia de esa región poblana.
Las autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE) indicaron que el caso podría ser clasificado como feminicidio por la forma en que fue asesinada, el cuerpo presentó signos violencia.
Este homicidio, caló hondo en las fibras más sensibles de los ciudadanos de Tehuacán, quienes cansados de la inseguridad realizaron dos marchas para demandar a las autoridades justicia.
En la coyuntura del cambio de gobiernos municipales, las condiciones de inseguridad que prevalecen en distintas regiones de la entidad, nos mueven a una sencilla reflexión.
Las nuevas autoridades municipales a partir del primer minuto del día viernes 15 de octubre, deberán dejar de hacer maromas e inventar el agua tibia, los temas fundamentales para los ciudadanos son dos: seguridad y reactivación económica.
Garantizar la seguridad y la tranquilidad de las familias poblanas debe dejar de ser sólo un discurso electorero, debe ser uno de los ejes centrales de sus gobiernos.
Por razones políticas principalmente, no existe una verdadera coordinación entre las corporaciones de seguridad de los tres diferentes niveles: federal, estatal y municipal. Cada quien por su lado. Cada uno su fuero.
Sin estrategia ni coordinación entre Guardia Nacional, Policía Estatal y corporaciones municipales, los relevos de gobiernos por sí mismos no garantizan ningún cambio en la inseguridad que sufren los ciudadanos a diario.
El cambio de presidentes municipales, y en algunos casos donde fue mandato popular la reelección, ubica prácticamente la mitad del gobierno barbosista que urgido está de resultados efectivos en materia de seguridad.
Por ello, en la víspera del 15 de octubre, el titular del Ejecutivo decretó la reapertura al cien por ciento de actividades de todos los sectores, tras 17 meses de restricciones por la pandemia.
Las nuevas autoridades municipales iniciarán en condiciones favorables con una reactivación económica que les permitirá mejores escenarios para el desarrollo de buenos gobiernos.
Señores y señoras, la mesa está puesta. No lo echen a perder. @DiarioReporter