Por: Jesús Ramos
Que recuerde, jamás un gobernante poblano cometió el atrevimiento de amenazar públicamente con el esquema de persecución a servidor público o político alguno como lo hizo ayer Barbosa refiriéndose a Eduardo Rivera Pérez.
Vaya cinismo de él y de aquellos que en vez de reprobar el acto intimidatorio le aplaudieron, sea porque les cae mal el alcalde de Puebla o porque ya normalizaron las obscenidades políticas del mandatario.
Fue terrible lo que hizo. Y sin embargo, para limpiarle de culpas, hicieron ver como villano a Lalo Rivera por un contrato de publicidad que en sus facultades de presidente municipal puede o no concretar valiéndole un carajo lo que se diga de ello.
En otro momento y con otro agresor, habrían brincado a defender su proyecto gubernamental para el 2024 el rabioso de Jesús Zaldivar, la guerrera de Ana Teresa Aranda, el flemático Francisco Fraile, la desprovista de carácter Augusta Díaz de Rivera o el retraído de Marcos Castro.
Pero eso no ocurrió. Como dice la canción, los mariachis callaron. El líder de la fracción de legisladores locales del PAN Eduardo Alcántara y Augusta, en vez de fijar postura por la amenaza velada hacia su alcalde, prefirieron echar charla de café en un Toks de Angelópolis.
No tiene nombre su actitud agachona. O sí la tiene pero no lo vamos a decir. Y tantito peor el silencio del mismo Lalo no sólo ante la bravata del Ejecutivo sino ante la abierta intromisión en su ayuntamiento.
Eso que permitió el alcalde del PAN jamás lo toleraron ni Gabriel Hinojosa ni Luis Paredes Moctezuma, las groserías de Bartlett y de Marín hacia ellos tuvieron respuesta valiente en el mismo tono.
Revisé las cuentas de Twitter de los panistas mencionados líneas arriba antes de redactar mi columna, ninguno escribió nada al respecto, percibí entonces un silencio cobarde, sumiso, tolerante a cualquier gesto de prepotencia y autoritarismo del gobernador.
Qué podemos esperar los poblanos de un PAN que no se defiende a sí mismo, de un partido sin carácter ni arrojo. Ahora se entiende por qué no alzan la voz ante la inseguridad que ahoga a los poblanos y la falta de rumbo de un estado incompetente en lo económico y en progreso, tiene miedo.
En la filosofía griega Sócrates decía que el silencio y la espera invitan a la paciencia, quizá sea ese silencio el de Eduardo Rivera y los panistas el que nos hace falta entender para soportar cualquier vulgaridad y amenaza. @DiarioReporter