Por Jesús Ramos
Puebla y su zona metropolitana ofrecerá una característica ya prevista por las firmas encuestadoras locales, candidatos y coaliciones políticas: se cerrará la elección.
Pondrá en suspenso a Alejandro Armenta, también a Eduardo Rivera, con los nervios de punta al gobernador Sergio Salomón para entregar buenas cuentas y terror fundado a Pepe Chedraui y Mario Riestra.
Ha cambiado progresivamente el perfil del votante metropolitano en los últimos años hasta el punto de hacer pensar a expertos en que el voto switcher es más alto de lo estimado, 30 y 35 por ciento.
Esto implica que una buena porción del voto duro considerado por Morena podría no serlo, sino más bien, ciudadanos con antifaz dispuestos a mostrar su verdadero rostro antigobiernista frente a la urna.
Lecciones así ya han sucedido, en el 2019 con Barbosa se desprendieron de ese antifaz hasta llegar a la casilla, el difunto superaba en las encuestas a Enrique Cárdenas, adversario suyo, sin embargo, le tundieron sabroso hasta tres votos a uno en Puebla capital y periferia.
Se repitió la lección en el 2021 siendo adversarios Eduardo Rivera y Claudia Rivera, la morenista llegó al día de la elección ligeramente arriba del panista, pero los switcher se quitaron la máscara para dar el triunfo a la criatura del Yunque.
Es cierto que Morena está arriba en las encuestas de la capital poblana, lo mismo para la gubernatura, tendencia que se replica en las cholulas, Amozoc, Cuautlancingo y Coronango, similar en comportamiento numérico previo a los comicios de aquellos dos años.
Conforme nos acerquemos al 2 de junio las gráficas porcentuales se cerrarán en probabilidades de triunfo a Eduardo y Alejandro, Pepe y Mario y todos los demás candidatos, el estrés alimentará la angustia y estas dos el miedo a la derrota. @DiarioReporter