Por: Jesús Ramos
En toda elección ocurre un fenómeno muy curioso. Tiene que ver con los operadores electorales que escalan de nivel a la hora buena y los que caen de la gracia del gobernante en turno.
Eric Cotoñeto cayó del sitio donde se encontraba por malas decisiones y actitudes prepotentes con alcaldes a los que presionó de más en la entrega de los listados de electores para la consulta de revocación de mandato.
En el modo de pedir está el dar y el asunto llegó a tal grado que muchos de esos ediles condicionaron la movilización y acarreo para López Obrador a la no intervención de Cotoñeto.
Referentes en ese sentido son Xicotepec, Huauchinango, Zacatlán y Chignahuapan, por citar. Ardelio Vargas debió encargarse del primero, Julio Huerta lo hizo del segundo y José Luis Márquez y Lorenzo Rivera de los dos restantes.
Ser sencillo y humilde, en el poder, es una actitud que cuesta a la mayoría de los actores políticos. Suben un escalón y se marean. Son incapaces de controlar la maldita prepotencia, someten, exigen en vez de pedir.
“Que Cotoñeto no se meta en Ajalpan, sáquenlo de ahí”, fue la instrucción de Barbosa para su no interferencia en ese territorio. Lo expulsó de ahí. Quería quedar bien con AMLO en su tierra natal y lo logró, fue el distrito local que más votos le dio al Ejecutivo de la nación en territorio poblano.
Supo que si quería un acarreo efectivo y calificado en la consulta revocatoria con Eric no lo lograría. Y su decisión fue la correcta, pudo conquistar el propósito y presumirlo en Palacio Nacional.
Ajalpan y Tehuacán fueron responsabilidad de Julio Huerta, Sergio Salomón acarreó gente en Tepeaca y Carlos Peredo en Teziutlán. De eso se trató la consulta en tareas del gobierno estatal, de llevar votantes a las urnas y ellos lo hicieron.
¿A dónde confinaron a Cotoñeto? A municipios muy pequeñitos, donde sus errores no tuvieran consecuencias graves en el resultado de la consulta. Lejos estuvo de las grandes movilizaciones.
Entre Barbosa y Cotoñeto hay afecto, nadie lo duda, pero la confianza en operaciones electorales, esa ya se perdió y difícilmente la recuperará nuestro personaje, su oportunidad fue la del 10 de abril. @DiarioReporter
Recuerda que Miguel Barbosa, contaba con el apoyo de Cotoñeto y era su operador político en el PRD, es decir, en elecciones con grupitos, que lo mismo era si llevaban gente o no, si ganaban o no. Solo ahí funcionó el «Cotoñeto» nada que ver con una elección real, donde se expone la verdadera capacidad del operador político, menos con la posición que adoptó, de ser un hombre modesto que realmente no sabía nada de política, como alguna vez me lo confesó, a querer sentirse el «Uyuyuy» del gobierno de Puebla, «el Dios Todopoderoso».
Pero ya hizo lana, ya aseguro el futuro de unas cuantas familias, ! Ya que le pare, que regrese al oficio que bien le sabe.