Por Jesús Ramos
No. Probablemente Sergio Salomón no sea quien entregue las llaves de Casa Aguayo a quién gane la elección de gobernador del 2024. La mano extendida de Nacho, Alejandro, Lalo, Claudia o alguien más, podría no recibirlas de él.
Esto no es una locura. Atrevámonos a agregar una raya más al tigre. Es casi previsible que sea así. Y debemos platicar motivos y razones para dar sentido al asunto.
A la lista de Martha Erika, Rodríguez Almeida, Guillermo Pacheco, Barbosa, Ana Lucía Hill y el mismo Sergio, tendríamos que considerar al séptimo mandatario que cierre el periodo de gobierno del 2018 al 24.
Si Salomón fuera nominado candidato a senador de mayoría o plurinominal estaría obligado a solicitar licencia al cargo 90 días antes del 2 de junio del 24, tendría que hacerlo pues en los primeros días de marzo, dentro de un año para ser precisos.
Que su vida política termine en el 2024 y se vaya a sembrar pimientos a su tierra Tepeaca, envejecer y morir pasados muchos años, parece no ser un guion ajustado a su vida.
Sergio es joven tiene todavía una larga vida política por delante. Quizá senador. Quizá embajador. Tal vez secretario de Estado. Él mismo, aunque lo silencie, sabe que si llena el ojo en desempeño a Andrés Manuel y a la futura o futuro Presidente de México puede continuar.
Tiene todo para hacerlo. Y hasta ahorita ay la lleva. Imita a Melquiades. Abraza a medio mundo, bautiza chamacos por docenas, apadrina todo lo que se deja, evita los pleitos, evade escándalos.
Ha ido cicatrizando astutamente las heridas nacionales con Morena y Palacio Nacional. De todos los que le atacaron quizá sea Noroña el último que le falte, en adelante al resto los ha reconquistado.
Considerando la ruta del Senado de la República, a más tardar el 2 de marzo Sergio Salomón solicitaría licencia. Los personajes que le rodean con endemoniada frecuencia en los eventos son pocos: Javier Aquino, Julio Huerta, Gaby Bonilla, Abdala, Lalo Castillo tal vez.
A Julio váyanlo descartando. De donde está emigraría a una diputación federal uninominal o pluri e igual tendría que renunciar, incluso concluir este año como secretario sería toda una hazaña para él.
Cualquiera de ellos podría entregar esas llaves. Insisto, si el Senado fuese su siguiente parada como casi siempre ocurre con los gobernadores salientes.
Tres escenarios tenemos para entretenernos de aquí a entonces. O Sergio se va al Senado. O se va su esposa. O él se queda, pero con la promesa de ser secretario de Estado o embajador debiendo darle el triunfo en Puebla al candidato presidencial de Morena.
Negar la posibilidad del séptimo gobernador tampoco está en manos de Sergio, sí lo estaría, pero de Andrés Manuel y del destino. @DiarioReporter