Por Jesús Ramos
En tan lujosa zona residencial de Puebla vive gente millonaria y multimillonaria. Su campo de golf está incorporado al Senior PGA, otro mundo. Desde que se fundó, empresarios, mandatarios, secretarios de gobierno, políticos y algunos periodistas cromadores se mudaron ahí para darse el estatus merecido.
¡Qué cosa más hermosa! Muy bonita. Las avenidas, áreas verdes y comunes, fuentes, rotondas y lagos, Dios de mi vida, son de otro planeta. O del paraíso.
Su seguridad es fantástica, aunque no infalible a la delincuencia. Les han robado y desatado balaceras, sustos e incursiones criminales. Uno pensaría que siendo tan exclusiva, como es, evade al México real, pero no es así. También les cuecen habas los malos.
El tesoro más valioso del ser humano es la libertad, los románticos dirán que la salud y Dios nuestro Señor, pero gema preciada también es la privacidad y es de lo que adolecen sus residentes.
No lo saben. Les están viendo la cara. Pagan, y mucho dinero, para que entidades a ellos ajenas espíen lo qué hacen, con quién se reúnen, quiénes les visitan, por qué tiempo y a qué van.
El robusto sistema de vigilancia que incluye cientos de cámaras de video sirve a ellos, aunque también a políticos sin escrúpulos y gobernantes que han podido apropiarse de materiales que deberían ser exclusivos de ese paraíso.
Por eso saben los que saben con quiénes se ha reunido Nacho en su casa, qué días y a qué horas. Quiénes son los que más le frecuentan, la identificación de aliados.
En que vehículos llegan, por quiénes se hacen acompañar. Después el frío, el alejamiento, el mote de traidores, el desprecio, los fregadazos en la prensa sicaria.
Pero las cámaras no sólo apuntan a la casa de Nacho, lo hacen a la de Enrique, Jorge, Antonio, Julián, Guillermo y todo político afín y adversario, exgobernante, secretario, legislador, empresario. Todos espiados. Bien monitoreados las 24 horas del día y los 365 días del año.
Ya pillaron a varios suyos en casa del enemigo. Saben lo que hicieron el verano pasado. Y a personajes supuestamente alejados del engranaje político local involucrados hasta el cuello.
Para poseer los materiales de lo que ocurre adentro del edén, los de fuera tienen un facilitador poderoso e influyente que, bien, puede ser hombre o fémina. Difícil atinarle.
Usted perdone el exceso y la corazonada escrita. Yo me inclino más por la mujer, ¿por qué?, porque la evidencia que se entrega va impregnada de perfume caro, carísimo, de mujer style, fashion. @DiarioReporter