Por Jesús Ramos
Se ve y se lee emoción en las redes sociales de la gente que acompañará en el servicio público a Alejandro Armenta; están contentos los canijos; bastante entusiasmados; eso es bueno.
El conteo dice que en 10 días, a partir de hoy, rendirá protesta como mandatario poblano para andar seis años seguidos ondeando la bandera del Ejecutivo dentro y fuera del estado.
Como en cada fin de sexenio se anhela que quien llegue a esa posición lo haga bien, y como el eslogan de Armenta lo dice “Por amor a Puebla”, porque si lo hace así seguros estamos que nos irá bien a todos.
Antes hemos compartido que en las conjeturas de Maquivaleo y del sistema norteamericano de gobierno se puede administrar todo espacio de poder desde la temeridad o el amor.
En el eslogan de batalla, Alejandro incluye la palabra “amor” como sello propio de gobierno; se entiende, por tanto, que su propósito es ser amado y reconocido como lo es el exgobernador Melquiades.
Bartlett no lo logró, Marín tampoco, Moreno Valle y Barbosa son despreciados hoy mismo, por tanto, el modelo a seguir si así lo decide sería el de Melquiades, sin poses, sencillo, amistoso, querendón, pueblo y sensible a sus semejantes.
En diez días Alejandro arranca gobierno, sin embargo, en los 100 posteriores mostrará inevitablemente el perfil de su mandato; temor hay que jamás, nunca, se repita lo que fue Barbosa en esa posición, el miedo se grita en silencio. Ojalá y no sea así. Que sea Amor como Rigo Tovar, te rogamos Señor. @DiarioReporter
Ni mas, ni menos, Melquiades Morales, el gobernador sencillo, y te faltó «El compadre del Pueblo»