Por Alberto Pacheco
Muchos medios de comunicación y líderes de opinión que se jactan de ser serios e imparciales, parecen cada vez más, solo bufones del amo en turno. Adulando hasta el cansancio a la peor, si, la peor secretaria de desarrollo económico que ha tenido Puebla en al menos, los últimos 5 sexenios.
En tan solo 3 años, dilapidó lo que costo décadas cimentar; una Puebla que le competía al tú por tú a entidades como Nuevo León, Jalisco, Querétaro o Guanajuato y que ahora, está a nada de ser superada en todos los indicadores de competitividad y medición de la pobreza, por la mismísima Tlaxcala, que contrario a Puebla, no ha hecho otra cosa más que avanzar, siendo incluso a hoy, la Entidad más segura de México.
Puebla está en el top 5 de todo lo más ominoso que puede haber: pobreza, precariedad laboral y salarial y acercándose peligrosamente al sótano de las entidades más peligrosas y violentas.
En 3 años Puebla, pasó de ser un potro desbocado que avanzaba avasallador, a un pobre burrito fatigado que carga sobre su lomo, la falta de cualificación, visión, competencia, y liderazgo de la Secretaria Olivia Salomón, que encima y sin pudor alguno, se atrevió a levantar la mano para ser la próxima gobernadora…un verdadero insulto a la dignidad de los poblanos.
Mientras la inflación se come los ya de por sí miserables salarios que perciben la mayoría de poblanos (ni 6 mil pesos por mes en promedio), la Secretaria Salomón, está convencida de que basta su encanto y buen gusto por la moda, para hacer de Puebla, una entidad próspera.
Mientras ella le vende espejitos al gobernador con las inversiones que se anuncian y nadie ve o festejando una inversión que aún ni comienza como la de VW que abrirá una línea de pintura para el segmento de sus autos eléctricos, se hace de la vista gorda para que nadie le cuestione por qué, la planta de diseño y fabricación de baterías eléctricas se quedará en España, así es, los buenos salarios y actividades intensivas en innovación y desarrollo, se quedan en Europa y aquí, tendremos solo un eslabón de bajo valor agregado, con los salarios más bajos de dicha cadena de valor.
Mientras ella presume el centro de innovación en el que cada martes se luce sonriéndole a la cámara, se le olvida mencionar, que Puebla está en el top 3 de las entidades con el índice de complejidad económica más bajo de todo el país, con un vergonzoso -1.74 y escoltando a Guerrero y Chiapas en el sótano.
Y ustedes se preguntarán, ¿pero qué rayos significa eso? Bien, pues el índice de Complejidad Económica mide las capacidades productivas de una localidad a partir de la presencia de actividades económicas. La complejidad económica de un Estado predice su nivel de ingreso, crecimiento económico y desigualdad.
Este índice también, nos permite saber que tan difícil es sustituir la mano de obra en los distintos sectores, siendo que en Puebla, al no tener presencia de actividades intensivas en innovación ni sectores con actividades de alto valor agregado, la mano de obra es fácilmente sustituible con las consecuencias que eso implica: salarios miserables a cambio de muchas más horas trabajadas, y que por supuesto, se ven superados ampliamente por las alzas inflacionarias.
Tan mal va la economía en Puebla, que, de acuerdo al Presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes, los poblanos han disminuido drásticamente su consumo en las tienditas, porque sencillamente, ya no pueden comprar ni la misma cantidad de productos ni la calidad que solían adquirir.
Aunado a lo anterior, es contradictorio que pese a ser un hub universitario, Puebla esté constantemente expulsando a su talento, porque no encuentran en la Entidad, las oportunidades que merecen en base a los altos niveles de cualificación que tienen los jóvenes poblanos y deben irse a entidades como Jalisco, Querétaro o Guanajuato y en otros casos, al extranjero, adónde le generan un altísimo valor a las empresas y regiones.
Y la inflación, que si bien es un fenómeno que depende en gran medida de externalidades, se debe y puede combatir con éxito desde lo local y esto solo se consigue, generando entornos competitivos adónde el talento no migre y al contrario, se quede y se atraiga a más, adónde en lugar de ser un paraíso para que las empresas reduzcan costos, sea una Entidad adónde se genere valor y en consecuencia, los salarios sean tan buenos, que brinquen la trampa mortal de la inflación y las crisis.
No basta con querer, sino que es urgente, decidir hacer, construir en conjunto Estado y Municipios, agendas de competitividad y políticas públicas estrictas, que brinden certidumbre a las empresas más innovadoras para que se asienten en Puebla.
Democratizar el acceso al dinero público, para que los mejores emprendedores sean parte del presupuesto estatal y municipal y sigan desarrollando innovación en sus lugares de origen.
De lo contrario, Puebla seguirá en caída libre y no se sorprendan sí el próximo año, aparecemos como sotaneros en competitividad y pobreza.
Pobre Puebla…literal, la Puebla de Olivia Salomón. @DiarioReporter