Por: Jesús Ramos
Peor que el engaño es el autoengaño, engañarse a sí mismo es un trastorno, una trampa de la mente. Puebla venía de un autoritarismo feroz hasta que al helicóptero de Martha Erika y Rafael Moreno Valle se lo tragó el demonio.
Entonces, la desgracia catalizó el arribo al poder de Miguel Barbosa. No sería gobernador si Martha y Rafa vivieran. Destino, suerte o desgracia, usted elija.
Los suyos fueron tiempos difíciles para la democracia, honestidad y libertad, pero había progreso y desarrollo en todos los campos. Puebla se movía a ritmo vertiginoso en economía, competitividad, empleo, educación, tecnología y la inseguridad no estaba tan grave como hoy.
Huellas modernas y para presumir del morenovallismo son el estadio Cuauhtémoc, Museo Barroco, Estrella de Puebla, hospitales, universidades, puentes por doquier, transporte Ruta y Ciudad Modelo, nomás por fregar.
Y de ahí para acá Puebla se detuvo, entró en un marasmo, una somnolencia, un estatismo bíblico y salado como el de la esposa de Lot. Se saló el estado y se salaron los poblanos.
En democracia estamos en los últimos lugares respecto al resto de los estados de la república mexicana. Es sello característico el autoritarismo, la venganza y la persecución política.
Nada se ha cumplido de lo mucho que prometió el mandatario. Reporter presentó ayer el reportaje: Transporte Público de la Muerte, donde exhibe que las rutas colectivas de esta administración estatal son un albur para vivir o morir.
Tres años de logros y de transformación desde que Barbosa es mandatario es auto engañarse. Ese trastorno del que hablamos al principio, ese juego perverso de la mentira sobre la verdad es aplaudir, reconocer progreso, logros, hazañas inexistentes.
San Agustín clasificó ocho mentiras que hacen bien a las personas y no dañan a nadie. Ninguna de ellas evade la responsabilidad con el autoengaño ni altera la realidad adversa o carente de resultados.
Hablemos en plata, seamos honestos, no hay nada que presumir en estos tres años de gobierno estatal. Lo bueno como lo malo se ve, se aprecia, es inocultable. Políticos, periodistas y funcionarios en el fondo saben que falsean la realidad de Puebla con sus felicitaciones a Barbosa.
Qué es la política y el servicio público en nuestro país si no una mentira constante y permanente de promesas y logros incumplidos.
Como bien decía San Agustín, hay mentiras que salvan vidas y no hacen daño a la gente, las de Barbosa y los barbosistas dañan y matan personas, confianza, esperanza e ilusiones. @DiarioReporter