*En tres años Olivia Salomón ha llevado a la pobreza a 785 mil poblanos.
*Puebla es de las entidades del país con los salarios más bajos para los profesionistas.
*Puebla es el cuarto estado de la República Mexicana que no puede salir de la crisis económica que provocó la pandemia del Covid-19, el resto ya lo hizo.
*Olivia Salomón y el gobernador Barbosa presumen fotografías con cónsules e inversionistas que jamás invierten en Puebla.
Por Alberto Pacheco
Olivia Salomón ha sido de las pocas integrantes del gabinete estatal que se ha mantenido firme en su cargo, goza de la confianza del gobernador del estado Miguel Barbosa y frecuentemente es vanagloriada por periodistas oficiales que hablan de lo maravillosa, encantadora y “eficiente” que es la secretaria.
Un día sí y al otro también adulan cualquier aparición suya en medios informativos, fotos, comunicados o tuits de la secretaria; exacerban su carisma y no dudan en promoverla como “seria” aspirante a gobernadora o para alcaldía de Puebla capital.
Sin embargo, la realidad de Puebla es diametralmente opuesta a la que nos cuenta la secretaria, el mandatario y su séquito de texto servidores. Cuando concluya este gobierno estatal habrá casi un millón más de pobres.
La mano de obra de los poblanos es ya de las más baratas del país. Por no especializar ni profesionalizar al trabajador y al empleado, a las empresas nacionales y extranjeras les resulta sencillo reemplazarlo.
Puebla no ha hecho más que desfondarse en todos los indicadores económicos y sociales que miden el real desempeño de la economía poblana y por supuesto, que hablan sin sesgo alguno, de la verdadera capacidad de quien lleva las riendas de la entidad en materia económica.
Puebla pasó de ser el lugar número 14 de las entidades más competitivas de México, en tiempos de Rafael Moreno Valle, al 25 en tan solo 3 años. La administración de Barbosa ha llevado a los poblanos a un desastre económico.
Y es que la competitividad de un estado no es cosa menor. Las entidades, regiones o ciudades competitivas son aquellas que ofrecen tierra fértil para la innovación, para atraer y retener al mejor talento, para desarrollar actividades de alto valor agregado que se traducen en mejores salarios y condiciones de vida para el grueso de su población y, en consecuencia, son lugares con mayor paz y seguridad.
La economía poblana no solo no se ha diversificado, sino que ha seguido anclada y aferrada desde la política pública a atraer y promover las actividades manufactureras de bajo valor agregado como el ensamblaje de autopartes y, ni qué decir del sector servicios que, salvo contadas excepciones no representa ni desarrolla en Puebla actividades de alto valor.
En consecuencia, los salarios son poco menos que miserables y nuestra mejor mano de obra o migra o se tiene que subemplear.
Los egresados de las universidades de Puebla se desaniman con los sueldos que aquí les ofrecen y que en nada corresponden al sacrificio de ellos y de sus familiares.
Estos errores han hecho de Puebla una entidad con una complejidad económica muy baja, es decir, los salarios son precarios porque la mano de obra es sumamente fácil de sustituir. La gran mayoría de empleos disponibles no requieren ni de especialización ni mucho menos habilidades y competencias que conviertan a las personas en indispensables.
Encima, la crisis provocada por la pandemia del Covid-19 solo vino a empeorar la ya de por sí deplorable situación en la que estaba cayendo la entidad bajo el manejo económico de Olivia Salomón y el gobierno de Barbosa, pues Puebla se convirtió en la entidad con mayor informalidad laboral. Por cada persona con empleo formal, hay 11 viviendo en la informalidad, con las carencias que esta conlleva, como la falta de seguridad social.
Además, de acuerdo a la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, somos la octava entidad con los salarios para profesionistas más bajos y la tercera, con los salarios base más bajos de todo México.
Por otra parte, una vez que se ha controlado la pandemia y las actividades económicas tuvieron un rebote natural que ha permitido a la mayoría de entidades recuperar los niveles de actividad económica previos a la pandemia, Puebla es una de las 4 que están aún por debajo de niveles pre pandemia y encima, con rasgos de contracción o, mejor dicho, estanflación; pues mientras los salarios en Puebla son cada vez peores y encima, no hay muchos empleos de calidad, la inflación está en niveles record.
Los errores de Olivia Salomón en materia económica ubicaron a Puebla en el tercer lugar nacional en pobreza post-pandemia. De acuerdo al estudio “Magnitud del Impacto social del COVID-19 en México y alternativas para amortiguarlo”, del Centro de Estudios Educativos y Sociales (CEES), la cifra para Puebla sobre el incremento de población en situación de pobreza una vez controlada la pandemia, se estima que fue de 785 mil pobres más, lo cual representa un alza del 16.8 por ciento respecto a las estimaciones del 2019 del Coneval, solo superada por Veracruz y el EdoMex.
Puebla dejó de ser ese potro desbocado que atraía inversiones sin precedentes, que sacaba a la gente de la pobreza, generador de empleos permanente o que se consolidaba como un destino turístico de primer mundo a nivel nacional e internacional.
Hoy, con muchas de sus mejores atracciones como el Museo Internacional Barroco, Estrella de Puebla, entre otros, está en el total olvido y al amparo de los rencores del pasado.
Mientras Olivia Salomón presume fotografías con cónsules, embajadores, presuntos inversionistas, firmas de empresas que jamás se instalan y personalidades desconocidas que no se traducen en absolutamente nada de beneficio para Puebla y los poblanos, con mentiras y castillos en las nubes como la armadora de autos eléctricos LINK EV que había jurado y perjurado que para estas fechas ya estarían operando 4 líneas de producción y que no se sabe de ella.
Puebla tiene una secretaria que solo ha vendido espejitos y promesas sin cumplir, una secretaria más preocupada en su carrera política que en crear un entorno de prosperidad y oportunidades para los ciudadanos.
El estado se encuentra en el momento más complejo de la historia reciente y con la peor secretaria de Economía de la historia. Los datos duros NO MIENTEN.
Como ya lo dijo la gran Rigoberta Menchú: “LA FALSA PROMESA NO ES VIRTUD”
Pobre Puebla y pobres poblanos… literalmente hablando. @DiarioReporter