Por Alberto Pacheco
Todos hemos resentido los profundos estragos que ha generado la pandemia del covid19 en las distintas dimensiones de nuestra existencia, siendo las más afectadas, por supuesto, la salud y la economía.
No solo porque han muerto millones de personas, sino también miles de empresas y la metástasis que generó esta pandemia, no parece tener fin.
Mucho se ha hablado de que estamos en franca recuperación, sin embargo, la realidad es que estamos bajo el efecto de un dopaje económico impulsado por la transferencia de recursos que distintos gobiernos hicieron o están haciendo, sobre todo, a costa de deuda pública, además de medidas sin el análisis suficiente, tales como el aumento del salario por decreto.
Algo sumamente peligroso, porque este no se considera en proporción o resultado de la productividad, sino como una medida popular sin el mayor sustento.
Por lo tanto, de la importancia del emprendimiento como factor de contención y más aún, de prevención, ante los escenarios poco alentadores a los que nos estamos y seguiremos enfrentando.
Necesitamos más y mejores empresas con mejor calidad del capital humano y 2 condiciones necesarias, innovación y tecnología, puesto que la dependencia del sector servicios, no permitirá reducir la pobreza.
Veamos: de acuerdo a los principales portales de trabajo como OCC y CompuTrabajo, la media salarial por mes en Puebla en el sector servicios es de $5,279.05 pesos, el de un docente no supera los 7 mil pesos, para profesionales en el ámbito de la administración y contabilidad, no supera los 8 mil pesos y el mejor salario promedio actual, es para el puesto de JEFE DE PRODUCCIÓN con una media de 18 mil pesos, aunque, las empresas solicitan en promedio un mínimo de 5 años de experiencia comprobable y por supuesto, ingeniería concluida y posgrados preferentemente, además del dominio de al menos el idioma inglés.
La inflación durante 2021 fue de 7,36% sin embargo, la canasta alimentaria que utiliza el CONEVAL para las mediciones de pobreza, se encareció casi 11%, es decir, que con el dinero que la gente compró su canasta básica en 2020, en 2021 le alcanzó para menos del 90%.
Y aunque la proporción de población en situación de pobreza laboral se redujo en el último trimestre de 2021, en Puebla, el porcentaje se incrementó en más del 2%.
Con tales circunstancias, es normal que muchos jóvenes de entre 20 y 35 años, decidan emprender, en lugar de quedarse en empleos muy mal pagados y con altísimos niveles de estrés laboral, teniendo que cumplir jornadas maratónicas que aunado a que no les permite llegar bien a fin de mes, pone en entredicho la propia salud.
Y en la mayoría de los casos, emprenden a través del comercio electrónico, lo que ha generado el fenómeno de las llamadas NENIS y la proliferación de negocios de venta de alcohol, como cervezas preparadas a cochera, patio abierto o en la misma vía pública.
Hoy, como nunca antes, se ha vuelto de lo más común ver a jóvenes licenciados o ingenieros, vendiendo por internet cualquier producto o siendo los barmans de sus propios establecimientos y no porque estos licenciados e ingenieros no quieran emprender en los ámbitos en los cuales fueron formados, sino porque sencillamente, es imposible.
Basta con echar un vistazo a sus modelos o programas de apoyo al emprendimiento del gobierno, a través de créditos puente, es decir, tan solo como “medios de vinculación” entre la banca privada y aquellos que necesitan el financiamiento.
Lo que además de tedioso, resulta miserable, porque en la mayoría de los casos, los montos a financiar adónde los jóvenes no sean obligados a dejar alguna garantía hipotecaria, son menores a los 150 mil pesos, lo que por supuesto, en emprendimientos en ámbitos de la innovación, no es más que una grosería, teniendo en cuenta que estos emprendimientos requieren no solo confianza moral, sino de la inyección de recursos cuantiosos.
Los jóvenes poblanos no tienen acceso a los fondos de capital de riesgo ni que decir a la financiación pública, ya que no existe hoy día ningún programa que con recursos 100% públicos, financie en su totalidad o parcialmente a proyectos de alto impacto.
Otro de los factores en contra para a quienes un recurso de 150 mil pesos les podría ser útil, sobre todo en el sector servicios y agroindustrial, para comprar más materia prima, herramientas o maquinaria, es que, si aparecen en buró de crédito, los rechazan de inmediato.
Y, por si fuera poco, si los jóvenes solo requieren de algún local u oficina en renta, en la gran mayoría de inmobiliarias, les solicitan carta de buró de crédito, avales o carta de responsabilidad jurídica, además de las comisiones y pagos por concepto de depósitos, que terminan por desmotivar muchos emprendimientos formales.
Desde el gobierno del Estado, aunque mucha prensa a sueldo no se cansa de adular a la actual Secretaria Olivia Salomón, lo cierto es que los datos no le dan, y Puebla no solo es cada día menos competitiva, sino también cada día más pobre y precaria, encima, no hay una política pública real que incentive de fondo la capacidad emprendedora de los jóvenes.
No existe mucho menos, una política que obligue al menos, a los municipios de la zona conurbada a disminuir el tremendo gasto corriente que puede llegar a representar más de 8 de cada diez pesos del presupuesto, y transferir directamente recursos a los proyectos de emprendimiento.
La compra pública sigue alejada de los empresarios y emprendedores ajenos a los compromisos políticos, pues esta, solo atiende a los apetitos voraces de los funcionarios.
En Puebla el talento creador e innovador o muere o emigra, no hay de otra, porque solo tenemos a un montón de neandertales en el poder, que en su vida han tenido que buscar financiamiento y confianza en sus proyectos, si acaso, los de mami y papi, y autoridades municipales que se vuelven grandes constructores o empresarios diversos, a costa del dinero público y fácil.
No olvidemos que para que Facebook dejara de ser solo una buena idea, necesitó de la inyección de varios cientos de miles de dólares de inicio, como el 99.99% de las hoy grandes empresas de la innovación, y si a Mark Zuckerberg le hubieran dicho que, sin aval hipotecario, solo podía acceder a menos de 10 mil dólares, muy seguramente FB, se hubiera quedado en el anecdotario de algo que pudo ser…
Vaya bodrios, nuestros gobernantes quieren emprendedores que generen plusvalías con apoyos de 10 mil pesotes y en el mejor de los casos…créditos de 150 mil, pero sin estar en buró de crédito ah, y faltaba más, comprobando ingresos…
Puebla es solo una burla, una obscena burla para el talento de los emprendedores y eso, aunque paguen decenas de columnas y periodistas, no lo pueden ocultar, benditos datos…
Nos vemos cuando nos leamos. @DiarioReporter