Por Raúl Hermosillo Carmona
Para evaluar el resultado de la farsa de la consulta del pasado 10 de abril, más que centrar el debate en el nivel de participación (es bizantino discutir si 15 millones de votos son muchos o son pocos, etc.), creo que es mejor señalar otros indicadores de mayor contundencia.
Desde mi punto de vista, la farsa de la revocación fue un rotundo fracaso para la 4T y para el país, porque mostró varias cosas:
Primero, que el presidente ya no levanta ni a sus propias huestes. De acuerdo con los resultados de la encuesta de salida del periódico El Financiero, 43% de los que votaron declararon no tener filiación partidista. Eso significa que, en lugar de salir a apoyar a su líder, muchos morenistas prefirieron quedarse en casa. Por donde se le quiera ver, la apatía de una buena parte de la base de Morena, muestra el desgaste del liderazgo del presidente. Ya no levanta como hace 3 años.
Segundo, que solo con engaños y amenazas lograron movilizar a sus clientelas. Según la misma encuesta, 6 de cada 10 votantes son beneficiarios de algún programa social. Como ya lo pudimos constatar a raíz de la tragedia en Chiapas, el modus operandi para movilizar a los beneficiarios de programas sociales fue amenazarlos con dejar de recibir apoyos en caso de no presentarse a votar. La farsa revocatoria mostró el verdadero rostro priísta de la 4T al evidenciar que gran parte de su poder de movilización depende de sus clientelas. Lo que significa que, si se acaba el dinero, se acaba el apoyo.
Tercero, que la 4T es un proyecto apoyado por generaciones viejas y trasnochadas. La encuesta de El Financiero también revela que la mitad de los que acudieron a votar tiene 50 años o más. Es decir, que la mitad de la base de la 4T pertenece a una generación que añora el pasado priísta y que lo único que le preocupa es que papá gobierno le dé su pensión. Ese dato, en sí mismo, habla del fracaso de la 4T de sumar a su proyecto a las nuevas generaciones y a los estratos de población que se encuentran en su etapa más productiva.
Cuarto, que la pobreza y la ignorancia son el motor de la 4T. Otro dato impactante de la encuesta de El Financiero es que los estados del sureste, donde prevalecen los mayores niveles de pobreza y menores niveles educativos del país (Tabasco, Veracruz, Chiapas, Campeche, Guerrero y Oaxaca) fueron los que más votos aportaron a la consulta. El hecho de que los estados menos desarrollados del país sean el principal sustento de la 4T, revela el fracaso de su proyecto.
Y quinto, que la 4T nos quiere regresar a los tiempos del fraude electoral, la elección de Estado y el carro completo. El alto número de anomalías electorales documentadas (OEA, Animal Político) —muchas de las cuales creíamos ya superadas— nos habla del profundo efecto regresivo que tuvo esta farsa en términos de civilidad política.
Estamos hablando de prácticas como la violación sistemática a la ley, el uso indebido de recursos públicos para promover la consulta, el engaño y la amenaza a la gente humilde para que asistiera a las urnas y el cambio de reglas a la mitad del proceso para poder hacer propaganda.
Pero también estamos hablando de casillas con más votos que electores o de casillas donde participó cerca del 100% del padrón. Estamos ante el regreso de la cultura priísta de las urnas embarazadas, los carruseles, el ratón loco, los mapaches electorales, precisamente en los estados del sureste donde hubo mayor participación.
Todo esto, muestra el rotundo fracaso de la farsa revocatoria, y de la 4T, como proyecto democrático. Estamos ante un burdo intento de regresión autoritaria que, rumbo al 2024 y más allá, pretende “normalizar” los engaños, las trampas y la violación sistemática de las reglas del juego.
Lo bueno es que el resultado de ninguna manera fue el triunfo contundente y aplastante que esperaban el presidente y sus huestes. Lo bueno es que el INE salió fortalecido y los que decidimos no prestarnos a esta farsa, tuvimos razón. Lo bueno también, es que hoy, a mucha más gente le queda claro que Morena es la reencarnación del PRI y que su objetivo es regresarnos a aquel régimen que tantos años nos costó superar.
En suma, con la farsa de consulta la 4T se jugó su resto, y perdió. Y el efecto dominó de este fracaso será contundente. @DiarioReporter