*El partido es manejado como una empresa que beneficia a sus dirigentes, familiares y amigos a cambio de derrotas de otros priistas.
*De un millón de votos que llegó a tener hace 12 años, ahora apenas tiene 200 mil en todo el estado.
*Su capital político no le alcanza para poner candidato a gobernador ni alcalde de Puebla si fuera en alianza con el PAN en el 2024.
Por: Carlos Clemente
No hubo festejos en Puebla por el cumpleaños 93 del PRI el pasado 4 de marzo y tampoco tenían motivos para celebrar su fracaso en alcaldías, diputaciones y pobre cosecha de votos en la elección del 2021, siendo responsables directos de los resultados negativos Néstor Camarillo y Jorge Estefan Chidiac.
En los comicios de gobernador de 2010 el Revolucionario Institucional logró casi un millón de votos con Javier López Zavala como candidato; después de eso, sus votantes emigraron al PAN y a otros partidos, y su desmoronamiento comenzó.
Cuadros suyos importantes como Alejandro Armenta e Ignacio Mier fueron en busca de otros institutos por ser relegados y hoy se alistan a competir por la gubernatura en el 2024 por Morena, mientras que personajes emblemáticos como Germán Sierra Sánchez y Melquiades Morales han preferido distanciarse del partido por no ser tomados en cuenta.
De las victorias holgadas que lograron con Mariano Piña Olaya, Manuel Bartlett, Melquiades Morales y Mario Marín, en sus respectivas gubernaturas, hoy le quedan 200 mil votos en todo el territorio, mismos que le resultan insuficientes para competir de verdad por el gobierno del estado o por la alcaldía de la ciudad de Puebla.
En declaraciones suyas de diciembre, la legisladora Blanca Alcalá dijo que el reto más importante del PRI era recuperar la gubernatura, sin embargo, siendo objetivos en números y circunstancias políticas sus palabras no pasan de ser una arenga ajena a la realidad.
Con ese panorama tan desalentador, en los comicios de junio del año pasado, Camarillo y Estefan optaron por negociar las derrotas de candidatos a diputados locales y federales, además de alcaldes, para que ellos pudieran ingresar como legisladores plurinominales al Congreso local.
Y lo mismo hicieron Blanca Alcalá para que su hija Karina Romero fuera regidora en la administración municipal del panista Eduardo Rivera Pérez y Alberto Jiménez Merino para que su esposa Cristian Guzmán igual estuviera en la planilla de regidores; el dirigente de la CTM Leobardo Soto, hizo una jugada similar en la zona Audi, donde el PRI perdió todas las presidencias municipales, para que su hijo arribara al ayuntamiento de la capital.
Priistas del mismo Comité Directivo Estatal revelan que los listados de candidatos a diputados y alcaldes fueron palomeados por el gobierno del estado. Los llevaban personalmente Jorge Estefan y Néstor Camarillo para ajustarlos a conveniencia del mandatario, quien decidía y vetaba a aquellos por los que sentía odio para asegurarles una curul plurinominal en el Congreso del Estado.
Fue así como muchos renombrados priistas con capacidad, trayectoria y experiencia, mujeres y hombres emblemáticos, fueron sacados de las competencias por espacios de elección popular.
Hoy se sabe que los 50 triunfos del PRI en alcaldías, de las 84 que tuvieron antes de los comicios pasados, y las derrotas de presidentes municipales y diputados locales fueron operadas desde un cuarto de guerra instalado en Chiautla de Tapia.
Y también, que las candidaturas de diputadas de Sandra Montalvo en Teziutlán, Josefina García en Zacatlán y Delfina Pozos en Ciudad Serdán, fueron bajadas desde Casa Aguayo, con el consentimiento de Camarillo y Estefan, porque las tres mujeres derrotarían en las urnas a quién les pusieran enfrente como candidatos, fueran del partido que fueran.
Néstor Camarillo arribó a la dirigencia estatal del PRI apadrinado por el legislador federal Javier Casique, pero una vez en el puesto, le traicionó para obedecer las indicaciones de Jorge Estefan Chidiac y hacer mancuerna con él en la toma de decisiones y negociaciones que hicieran a nombre del partido con el gobierno estatal.
La posición de Blanca Alcalá fue negociada por Jorge Estefan, así como las diputaciones de Zacapoaxtla de Norma Sirley Reyes y Laura Zapata de Huauchinango. Sin embargo, Leobardo Soto y Camarillo, obtuvieron espacios políticos a cambio de ceder derrotas del partido.
En el sexenio de Guillermo Jiménez Morales, en los años 80, fue instalada una súper estructura del PRI con 36 delegados territoriales y 8 coordinadores regionales, abastecidos todos por programas sociales estatales y federales, y finanzas de todos los órdenes de gobierno.
La formidable estructura priista hizo ganar a todos los gobernadores que le siguieron en el puesto hasta el año 2010 cuando el Revolucionario Institucional perdió con López Zavala, frente a Rafael Moreno Valle.
Lo primero que hizo el gobernante panista, emigrado también del PRI, fue desmantelar esa estructura político-electoral y montar una propia con gentes que sabían operar y ganar elecciones, sólo que ahora para beneficiar al PAN y otros partidos satélites como el PSI y Compromiso por Puebla, además de otros.
Con Guillermo Deloya como candidato a presidente municipal de Puebla en 2018 el PRI obtuvo 78 mil votos y en la elección pasada aportó 50 mil sufragios a Eduardo Rivera Pérez a través de la alianza Va por Puebla. La tendencia en votantes, como puede verse, es a la baja, solos nunca ganarían ni la capital ni el gobierno del estado.
La posibilidad de que el PRI, en una presunta alianza con el PAN para el 2024, ponga candidato a gobernador o alcalde de Puebla es nula, pues apenas alcanza los 10 puntos en intención de voto, mientras que Acción Nacional anda arriba de los 20.
Ninguna oportunidad tiene Jorge Estefan Chidiac, como lo han dicho aplaudidores suyos, de ser candidato a presidente municipal o a Ejecutivo si PRI y PAN repitieran la alianza dentro de dos años y tampoco Néstor Camarillo por carecer de la fuerza necesaria para negociar tales posiciones.
Estefan Chidiac es quien realmente conduce las riendas del priismo estatal y Camarillo es aquel que le obedece las indicaciones tanto en la Cámara local de diputados como en el Comité Directivo Estatal.
Isabel Merlo Talavera es la secretaria general del PRI y Rafael Ramos secretario de organización, ambos, vinculados a los intereses de Jorge Estefan Chidiac, los delegados políticos que trabajaron para ellos en los comicios pasados se enfadaron porque les quedaron a deber parte de su salario, jamás les cubrieron el pendiente
Unos delegados ya se fueron y otros están a punto de irse a buscar nuevos horizontes en otros proyectos políticos. De aquella súper estructura que fundó Guillermo Jiménez Morales no queda nada y los que contrata Néstor Camarillo son gente improvisada que de operar elecciones no sabe.
El negocio en que se ha convertido el PRI estatal solo beneficia a Camarillo, Jorge Estefan, Blanca Alcalá, Leobardo Soto, dirigente de la CTM, y en menor grado a Jiménez Merino.
En sus manos estarán las derrotas de los candidatos priistas que sean postulados en las elecciones del 2024 para que ellos, sus amistades y familiares logren espacios políticos y en el servicio público, a través de negociaciones con el gobierno del estado y con otros partidos. @DiarioReporter