Por: Jesús Ramos
La percepción nos dice que perdimos la paz y seguridad pública que tuvimos, tanto en Puebla estado como en Puebla capital, y esa podría ser la variable más importante de por qué los poblanos ocupamos el segundo sitio nacional en infelicidad.
Somos tremendamente infelices, arroja una encuesta gubernamental. Y con toda certeza, no por una sola razón. Lo económico, la pandemia y el desempleo deben mezclarse de tal suerte para ofrecer este compuesto letal.
Sólo los tabasqueños son más infelices que nosotros y de ahí para allá, todas las entidades de la república tienen mejor salud emocional, estado de ánimo más óptimo y menos cansancio por vivir.
Estamos intranquilos, vivimos el día a día con mayor número de emociones negativas que positivas, andamos estresados, preocupados y desconfiados, dice el Inegi en uno de sus últimos reportes sobre felicidad.
No es fácil lidiar con un estado y una capital donde 9 de cada 10 gentes andan por la vida pensando que se las pueden arrebatar. El dinero, la economía, el empleo y la salud son importantes siempre y cuando respiremos.
¿Peeero, y sí un día un criminal es factor determinante para que dejemos de respirar y vivir? Ahí es donde me parece que está el problema. Vivimos con zozobra y miedo.
Miedo por lo que nos pueda pasar pero también por lo que le pueda ocurrir a los seres que amamos una vez que ponen un pie en la calle y salen de nuestro hogar, de esa protección que suponemos tienen cuando están con nosotros, aunque esto puede que no sea tan cierto.
Hasta hace no mucho Puebla era un sitio en paz, incluso, atraparon aquí a afamados narcotraficantes porque venían buscando la tranquilidad que en sus entidades federativas no existía y que la nuestra se las brindaba.
No más. Ya no somos lo que fuimos. Ahora somos cuarto lugar nacional en número de secuestros, primero en huachicoleo, quinto en robo de vehículos con violencia y quinto en homicidios dolosos.
Y desapariciones ocurren hasta seis en un día. Y los feminicidios son tan frecuentes que la sociedad (asusta) pero comienza a acostumbrarse a ellos. Y los robos a casa habitación andan arriba del 50 por ciento de lo que andaban el año pasado.
Las variables para que el poblano sea infeliz, como lo demuestra el Inegi, pueden ser múltiples, sin embargo, las personas entienden que el gobierno está perdiendo la apuesta en la seguridad y no sabernos seguros, puede ser la principal de ellas para ser infelices.
De qué sirve tener empleo, dinero en el bolsillo, salud, amor, planes de vida e incluso comodidades, si sentirnos inseguros y en peligro fuera de casa no nos proporciona felicidad… y a veces ni dentro de ella. @DiarioReporter