Por Jesús Ramos
Con menos quehaceres que les absorbían en las cámaras federales Nacho Mier y Alejandro Armenta se piensa que arreciarán lo que buscan, ser candidatos de Morena por la gubernatura de Puebla.
Entregaron sus respectivas mesas directivas. Se entiende que tienen más tiempo, sus agendas más renglones vacíos.
Seguramente. Sin embargo, distinto a meses anteriores, septiembre es ya considerado por el marco jurídico electoral como el inicio de las elecciones federales del 2024.
Eso implica que tendrán que ser más ingeniosos de lo que han sido hasta el momento en recovecos proselitistas de publicidad, tertulias masivas, serenatas románticas y reuniones con los variados sectores de la sociedad.
En el parte de guerra a la fecha, Nacho logró lo que quería en tiempo record, ser opción ganadora, generar percepción de triunfo, aumentar niveles de conocimiento estatal y situarse en zona privilegiada de elegibilidad como candidato.
Hasta antes de atreverse a buscar el gobierno poblano ese chance se atribuía sólo a Alejandro, el resto de las corcholatas barbosistas jamás le hicieron sombra ni le pusieron en predicamentos.
Fue líder indiscutible de las mediciones y la legitimidad por mucho tiempo. Nadie estaba por encima de él. Nacho cambió la perspectiva de lo que se creía. Al armentismo y barbosismo agregamos a la jerga política local el nachismo.
Son géneros políticos dominantes en la actualidad el nachismo y armentismo, mientras el barbosismo apenas mueve la patita y exhala alientos de extinción en las representaciones de Julio Huerta, Olivia Salomón y el doctor Toño Martínez.
Armenta se mantuvo, no perdió el sello de macho alfa, aunque hoy comparte territorio con el primo, con quien sostiene batallas épicas diarias cada vez más fuertes y despiadadas.
Se piensa que pelean con semejante ferocidad por ser los mejores, los punteros, los más canijos, mientras que los demás, todos, evaden las hostilidades por no tener los recursos, los fierros ni la inteligencia necesaria, el suyo es un duelo de titanes, de matar o morir.
Invertir su mayor tiempo disponible en lanzarse por todo no es gusto, es necesidad, sed inacabada de gobernar este estado. Ellos tienen mucho que perder, los demás no perderían nada, ganarían lo que les den. @DiarioReporter
Excelente artículo, saludos