Por: Jesús Ramos
Es una dama con mucho estilo. Tiene encanto y una presencia arrolladora. Y está en los planes del Ejecutivo para el 2024. Sea para la gubernatura o para la alcaldía de Puebla.
Una candidata con ese glamour ajustaría a la perfección en el PAN, PRI, PRD o en Morena y sus aliados. Su nivel de conocimiento debe ser bajo. Pero nada que no pueda compensarse con relaciones políticas y la aplicación de anabólicos a los pequeños aciertos.
Olivia Salomón ha sonado desde hace rato para ser gobernadora futura, pese a los mínimos resultados que ha ofrecido a la entidad poblana. Con echar un vistazo a su aporte en réditos económicos la conclusión sería decepcionante aunque no falte aquel que le cuelgue elogios inexistentes.
En los meses de mayor oscuridad de la pandemia se perdieron más de 50 mil empleos y quebraron infinidad de pequeños negocios, mismos que se quedaron esperando el salvavidas que la secretaria de Economía jamás les echó para conservar su plantilla laboral y continuar en funcionamiento.
Miles de negocios y comercios expiraron. Otros, cambiaron de giro para ajustarse a las necesidades de mercados que no conocían. Les fue bastante mal a sus dueños. Y ella y el gobierno del estado se quedaron estáticos en el paralelo de la simulación y las ayudas fingidas.
En estos tiempos en que los partidos juegan a su antojo con la paridad de género en cumplimiento de una Ley a la que pueden dar la vuelta, el Señor de las Corcholatas necesita hombres y mujeres para maniobrar la sucesión y sus planes de continuidad.
Él ambiciona convertirse en una especie de Innombrable poblano del que se cuenten mitos y leyendas, después de su mandato, como las que se cuentan de Salinas de Gortari en el sistema político mexicano y las cloacas del poder.
A Sheinbaum se le ve en abierta campaña en la CDMX y en varias partes del país por saberse preferida de López Obrador. A Olivia Salomón no. Ella tiene su plataforma de lanzamiento en la Secretaría de Economía que a la fecha no ha explotado ni al 100 ni al 10%.
Fotografías con embajadores y cónsules, posando con el Ejecutivo y con ella, sin un peso invertido en Puebla, pero con narrativas de hermandad y diplomacia sustituyen los pendientes en materia económica. Muchos anuncios de grandes inversiones y pocas nueces.
Las notas de Olivia Salomón son de poco presumir, sin embargo, las necesidades partidistas de un político profesional deseoso de continuidad la tienen entre las corcholatas del 2024 para el gobierno del estado o la alcaldía de la ciudad de Puebla.
Ella es una mujer encantadora, maravillosa, con presencia y porte, pero con efectividad pequeña en el área que preside.