Por: Gianfranco Pizar
En distinguida discoteca de Acapulco, con más de 40 años de antigüedad, se lee en una placa metálica colocada a la entrada la siguiente leyenda: “Socios e Invitados”. El 15 del siguiente mes habrá, y no en ese exclusivo lugar, si no otro por ahí por los cerros poblanos, (dicen los que saben): cena, baile y lo más importante, show.
Se platica entre amigos, en esas tardes de café tan divertidas, honestas y perceptivas, que será el evento del año.
Y es que los augurios indican que las expectativas tan altas que tiene la sociedad, derivadas del hartazgo y la parálisis gubernamental de los últimos tiempos, serán por fin satisfechas a cabalidad
¿Será? Pues como dice el dicho: “será el sereno”. Y es que lo importante del evento radica en los mensajes; se habla de unidad, de trabajo coordinado, de amigos en todos lados, en fin. Todo un desplante de relaciones públicas que hace pensar que este trienio es el bueno, que por fin los baches, los ambulantes, la sincronización de semáforos, el robo de autopartes, serán problemas del pasado. Incluso habrá mejor iluminación y los parques tendrán una jardinería impecable.
Esas pláticas se ponen interesantes cuando los participantes se colocan en el papel del presidente municipal, así como los aficionados al futbol se vuelven directores técnicos cuando sus equipos favoritos juegan.
Todos diseñan políticas públicas eficientes y populares. De esas sesiones, una muy rescatable fue cuando un adicto a la cafeína y a la grilla comentó: “si un presidente municipal de la capital logra tener buena iluminación, calles mantenidas, cierta percepción de seguridad, así como parques públicos impecables, la gubernatura será suya”.
¿Así de plano? Y es que los 1,200 invitados que se tienen previstos al evento de otoño (¿o era del año?) lo saben, a lo que el pase de lista se vuelve un “must”. Definitivamente, será lugar para ver y ser visto. Los afortunados invitados ya saturaron de pedidos a las tiendas de reconocidas marcas de ropa que manejan meses sin intereses. Se especula que la lista de asistentes vendrá palomeada desde el mismísimo olimpo, así que no cualquiera podrá ingresar, ¡Only VIP`s!
Dice otro dicho” “Si quieres hacer reír a Dios a carcajadas, cuéntale tus planes”. Tres años es apenas el inicio de un suspiro dentro del universo; el suceso del 2024 está a la vuelta de la esquina y no se vale decir: “no me dio tiempo”. Los que entran a ese juego saben las reglas. Ojalá en el tan ansiado evento de mediados de octubre se sienten las bases que permitan articular un gobierno municipal eficiente. O, al menos, los canapés servidos estén a la altura del paladar de tan distinguidos asistentes, no se vale torta y refresco. Lo que se rescata es que habrá tres años más de “carnita” para el análisis y crítica. Y es que “no es lo mismo ser cantinero que borracho”.
Nos vemos
¿Dónde? ¿Donde siempre? ¿Pero, y la pandemia?
Mejor nos vemos…