Por: Jesús Ramos
Que el gobernador desconozca el número de juntas auxiliares que existen en el estado de Puebla es grave, pero que tampoco lo sepa la secretaria de Gobernación Ana Lucía Hill es de no creerse.
Una tarjetita de los que saben con los datos correctos y precisos viene bien en una conferencia con reporteros donde puedes mostrarte informado o patético, según el caso. Un gobernante jamás tendría que ser exhibido por el lado de su ignorancia. Y eso fue lo que ocurrió.
Es terrible que nuestras autoridades estatales carezcan de los conocimientos básicos de la geografía poblana, de su gente y, lo que es peor, del impacto y la evaluación de las políticas públicas y los recursos financieros que han administrado por tres años.
Invertir más de 300 mil millones de pesos con los ojos vendados tendría que asustar al más valiente, sin embargo, ya vimos que si ocurre.
No son más de 700 juntas auxiliares en el estado de Puebla, como lo dijo el Señor gobernador, son 657. Y tampoco han sido emitidas las convocatorias para elegir ediles auxiliares en los 217 municipios, como también lo aseguró, porque Tlahuapan, Teotlalco y San José Miahuatlán apenas van a elegir alcaldes.
Gobernar el estado desde la comodidad del escritorio jamás será lo más recomendable. La tierra, los caminos y las veredas, como las carreteras y las autopistas sólo podrán conocerse recorriéndolas. Ninguna plática sustituye la experiencia propia.
Garantizar la seguridad y paz comicial en la totalidad de las juntas auxiliares de Puebla sin la claridad del número exacto ni sus condiciones políticas es una tomadura de pelo. Y aquí el deber de Ana Lucía Hill es poner al tanto al Señor gobernador que garantizar el orden de esos comicios resulta imposible. Además de los tres municipios que carecen de alcaldes, y por tanto de las condiciones políticas y jurídicas para elegir ediles auxiliares, la secretaria de Gobernación tendría que decirle a su jefe que en Coyomeapan y Ahuehuetitla los demonios andan sueltos porque el mismo gobierno los liberó.
La gente en ambas demarcaciones difícilmente designará autoridades auxiliares tras el infierno que han padecido, de junio a la fecha, con presos políticos negados a la libertad y con un torrente de órdenes de aprehensión que oprimen el cuello a los habitantes de esos pueblos.
Juzgar a Ana Lucía por ser fuereña no es correcto. Pero no conoce el estado ni a su gente, es la verdad. Los problemas de Puebla pueden oírse de voz de sus habitantes cuando la autoridad se acerca a ellos, allá donde viven, allá donde sufren, allá donde tienen carencias, allá donde están.
Pero si la máxima autoridad no va a su encuentro, jamás comprobará la falsedad o veracidad de lo que le platican. Y tampoco de los 300 mil millones de pesos que en teoría se han gastado en ellos.
Una junta auxiliar es el nivel de gobierno más cercano a la gente. Y cuando renuevan ediles auxiliares, tanto Ana Lucía como el Señor gobernador, tendrían que saber lo lindo y candentes que se ponen esos comicios. @DiarioReporter