Por: Jesús Ramos
Genoveva es la fraudulenta, la villana, es lo peor. ¡Para nada! El sesgo que se trae contra ella la prensa del gobernador es de risa. ¡Crucifíquenla! ¡Por su culpa, por su culpa, por su grande culpa! Que locura, en serio.
Y si lo de Genoveva es una cosa de no creerse, lo de Augusta es para morir a carcajadas. Ganó a la buena, con todas las de la ley, ahora Eduardo Rivera Pérez tendrá el camino libre para hacer lo que le venga en gana en el CDE del PAN, dicen.
Qué barbaros.
Me parece que el boceto que los analistas de Barbosa trazaron de una y de otra ha finalizado en una terrible pintura de lo que en realidad no son las dos mujeres enfrascadas en la lucha por Acción Nacional.
Jugaron a ganar, es la neta. Se la rifaron en serio con todo el arsenal de mañas que almacenan ellas y sus equipos. No sé ustedes, amigos lectores, pero al día de hoy, no he conocido profesionales de la política que jueguen limpio.
Ni el Yunque es un alma de Dios ni los morenovallistas los que vinieron a este mundo con la misión de limpiar de pecado al PAN de Puebla. Tan cínicos y truculentos se comportaron unos como otros.
Para qué se juntó Genoveva con esa gente. Eso la condujo a la debacle. No bueno. Por lo visto, Augusta tuvo más tino para seleccionar a sus amistades, curiosamente con convenios publicitarios, porque del gobernador y del alcalde sólo se escriben cosas bien lindas.
Ya hablando en serio. No son heroínas ni villanas, ambas, pusieron lo mejor de sí para ganar una marca partidista que necesitan, junto con sus equipos, y con ello, llevar mano en las candidaturas del futuro.
Y así como una de ellas encontró en Eduardo Rivera y Barbosa su fuente de energía; la otra, sigue conservando en Marko Cortés la mejor carta para no dar por perdido lo que no logró en las urnas el domingo pasado.
Las elecciones de años atrás tendrían que enseñarnos que los procesos electorales, sean constitucionales o de partidos, no concluyen con las jornadas de votación. Deben ser validadas conforme a las leyes y reglamentos, y en eso están en el PAN.
Sería maravilloso una segunda vuelta. Que los panistas vuelvan a trenzarse otra vez. Que luchen por ese poder que les aguarda en el CDE del partido. Así se practica la auténtica democracia. Ninguna es heroína ni villana, son dos gladiadoras. Y tendría que reconocérseles. @DiarioReporter