Por Jesús Ramos
Hay aquel que sabe que perderá en Morena y que cachará lo que le avienten, así sea diputación, alcaldía, senaduría incluso. Pero también hay quienes saben que ganarán por razones que sólo ellos entienden, aunque los demás no.
Aquí es donde vale la pena detenerse. La política es espejo de engaños, falsedades y cinismo, pocos entienden la enorme cantidad de mentiras que envuelven de regalo una elección de gobernador.
Suelen ser los de menor rango, los soldados rasos de la política a quienes vendan los ojos. De hecho, en las guerras se les priva del derecho a saber la verdad auténtica que originan las hostilidades.
Hoy sabrán los ganadores que ganaron y hoy también se enterarán los perdedores que perdieron. Estallará el júbilo en semejanza a los fuegos artificiales y, al mismo tiempo, romperán corazones que soñaron.
Fue en Morena una interna desgastante, fastidiosa y costosa donde los bandos de mayor probabilidad lucharon con la narrativa como punta de lanza para obtener de premio la percepción de triunfo.
Sólo dos lograron obtener ese premio, Nacho y Alejandro, justo además por las estrategias que implementaron y su efectividad en la operación mediática, lo que no consiguieron de Julio hacia abajo.
Por eso circunda la idea en la clase política que el ganador surgirá de los primos Mier. Son punteros en las encuestas. Son jugadores de grandes ligas. Los que más le gastaron. Los que mejor hicieron las cosas. Más profesionales.
Ellos tienen lo necesario para ganar la elección de gobernador del año próximo. Del resto no se piensa lo mismo, incluso se cree que pondrían en riesgo la continuidad de Morena en Casa Aguayo, la entregarían al PAN.
Nacho y Alejandro ganaron la percepción de triunfo, Julio con todo el aparato maniobrado la de derrota, hoy podremos confirmar si la percepción triunfadora les redituó la candidatura. @DiarioReporter