Por Jesús Ramos
Son Alejandro Armenta y Nacho Mier los morenistas de mayor peso político en Puebla. Y aunque carecen del poder constitucional de Barbosa, le superan por amplio margen en aceptación, relaciones y reconocimiento.
Sus simpatizantes les quieren bien, a su modo y con sus defectos, uno de ellos siendo menos popular que el otro, aunque con la energía necesaria para ser Ejecutivo poblano.
Nacho o Alejandro recibirá del inquilino de Casa Aguayo los escombros del actual gobierno estatal. Ninguna corcholata de las que aquí se mencionan antoja real posibilidad.
Céspedes, Melitón, Gabriel, Antonio y Olivia tienen sueños y fantasías, pero les falta capital político. Carecen de esa onza necesaria para negociar y pelear donde se obtienen las gubernaturas. En el centro del país.
Ahí obtuvo dos veces la nominación Luis Miguel Gerónimo. Tremenda vacilada decir que el abanderado de Morena saldrá de la voluntad del pueblo de Puebla. Jamás ha sido así. Y no lo será esta vez.
Les vendría de maravilla a Céspedes y Olga Lucía abrevarse un poco del sistema político mexicano y del centralismo que le caracteriza para no lastimar sus tiernos corazones por ignorancia. Pueque ellos le hagan al canelas, pero Barbosa es ejemplo vivo de imposición en par de ocasiones, 2018 y 2019.
Tiene mucho en contra, incluido al Presidente. Sus astros están desalineados y Palacio Nacional le malvé. Saben de su traición y complicidad con Calderón, El Yunque, PAN, PRI y PRD. Le miran como se mira al enemigo, con recelo.
Nacho está en su momento, los episodios de ira en su contra y el espaldarazo del círculo cercano de López Obrador le tienen en los cuernos de la luna a dos años de distancia del 2024.
Distinto a los tres escenarios que plantea el tremendo periodista, Rodolfo Ruiz, donde en uno resulta beneficiado Armenta por ser proyecto diferente, más bien creo que al aliarse Alejandro con Barbosa tendríamos que situarle en el canasto del mandatario.
Armenta es parte del juego del Ejecutivo. Basta ver el trato e impulso que le dan las focas aplaudidoras del mandatario y su silencio cómplice en los temas que agravian a Puebla para entender que van juntos al 24. Callar es lo mismo que solapar y agarrarle la pata a la vaca cuando la matan.
Le habría venido como anillo al dedo el choque Nacho-Barbosa solo si fuese enemigo real del mandatario, en la actual situación lo dudo, AMLO debe estar enterado lo que ellos se traen, pero claro. @DiarioReporter