Por Jesús Ramos
Los morenos oran al Gran Arquitecto del Universo para que el porcentaje de votación en Puebla sea menor al 60 por ciento el 2 de junio. Caso opuesto, los de la derecha se flagelan frente a la imagen de la Virgen de la Macarena para que la gente salga a votar en altísimo número.
Razón y emoción rigen nuestras decisiones individuales, sin embargo, las masas anteponen la emoción por sobre la razón para tomar rumbo, carecen de voluntad y son altamente incendiables.
Sociólogos y neurolingüistas saben que contaminando las masas con el mensaje adecuado pueden tomar las decisiones de mayor conveniencia para quién pretende controlarlas.
Lo que hicieron los panistas Eduardo Rivera y compañía y Néstor Camarillo y sus secuaces en la marcha por la democracia de ayer domingo fue precisamente eso: contaminar con su presencia y mensaje un movimiento social que en apariencia pareciera auténtico, sin que en realidad lo sea.
En la medida que se desborde la emoción democrática en las urnas, los candidatos del PAN, PRI y PRD tendrán mayor chance de triunfar por ser la participación de la gente incontrolable e indomable fuerza electoral.
Orientar el enojo de la gente por las decisiones erradas del gobierno federal para que salga y vote en contra de él, y sus candidatos, es el propósito de la derecha por eso Lalo Rivera y otros panistas identificables fungieron de contaminantes en la marcha.
Alejandro Armenta entiende la estrategia de su adversario, sabe que Morena con los programas sociales, el gobierno estatal, federal y la estructura política propia puede dominar la participación de electores siempre y cuando sea en bajo porcentaje.
Son rezos opuestos, peticiones divinas distintas, a estas alturas no pronosticables, pero sí medibles en la medida que avance la elección constitucional hacia el 2 de junio. @DiarioReporter