Por: Jesús Ramos
Profundas e inocultables son las divisiones en el PAN. Los registros de Augusta Díaz de Rivera y de Genoveva Huerta, con sus respectivas facciones, no dejan espacio a la duda. Quién pierda el Comité Directivo Estatal estará muerto.
Eduardo Rivera no compartirá el partido. Y Genoveva tampoco. Ambos han dado muestras que lo suyo no es la generosidad, la pluralidad ni la repartición de lo ganado. El que pierda se ajustará a las consecuencias políticas.
Si algo le ha quedado claro a los morenovallistas replegados en Acción Nacional es que los Yunques no le son necesarios para sobrevivir, negociar prebendas con el Poder y ganar espacios.
Genoveva fue perseguida antes de las elecciones, incluso, tramitó un amparo ante el temor de ser detenida por la Fiscalía General del Estado por delitos relacionados con operaciones ilícitas de Eukid Castañón.
Un buen día la persecución terminó, nunca más volvió a criticar la falta de resultados del Ejecutivo y de su gobierno. Y además, aceptó sin tanto lío que Eduardo Rivera Pérez fuera el candidato del PAN por la ciudad de Puebla.
Los problemas de entrega de espacios del ayuntamiento vinieron después, pero Rivera Pérez se salió con la suya al ceder Genoveva, ya sin aspavientos, la candidatura.
Barbosa no es gobernante que se distinga por su buen corazón. José Juan Espinosa debió abandonar el país. Ha metido a la cárcel a un buen número de personas que le son antipáticas. Genoveva, en cambio, ha llevado una vida política tranquila, aunque con la sospecha encima de haber negociado prebendas.
Si Augusta no vence a Genoveva en la interna del PAN, la candidatura de Lalo Rivera para el 2024 estará en riesgo. La experiencia de que no cumple podría ser elemento de peso para que los morenovallistas no confíen en él en un rango de gubernatura.
Algunos dirán que las candidaturas a gobernador se deciden en los comités ejecutivos nacionales, no en Puebla, pero lo que vemos en la interna del PAN es una clara complicidad y allanamiento de ruta de Marko Cortés para que Genoveva repita en el cargo. Además, Marko como Genoveva son hijos del morenovallismo y de intereses en común.
De triunfar Augusta y Lalo coparían el PAN con gente suya. No lo dude. Y en el 2024 los yunquistas acapararían las candidaturas con Lalo enfilado a la gubernatura. Recuperarían el partido que hace años les quitó Rafael.
En la acera de enfrente, Genoveva y los morenovallistas estarían dispuestos a perder el gobierno del estado, en ese año, con tal de no perder el partido. Y cualquier otro candidato puede cumplir la encomienda. Esa es enseñanza ya aprendida. La suya es una pelea de sobrevivencia. Es a matar o morir. @DiarioRepoprter