Por Carlos Clemente
La administración estatal llegará en breve a la primera mitad del mandato –que como sabemos por la elección extraordinaria no será exactamente de 6 años- y ya los políticos poblanos se encuentran inmersos en una dinámica de intenso jaloneo y patadas no sólo bajo la mesa, sino abiertamente, todo con miras a la sucesión gubernamental del 2024.
Recién los ayuntamientos han renovado o ratificado a sus presidentes municipales y empiezan a sacar los cadáveres del clóset, el Congreso del Estado ni siquiera ha terminado de entregar oficinas a sus diputados locales, pero eso sí, ya estamos políticamente inmersos en debates, grilla, disputas y golpes bajos.
Para desgracia de los ciudadanos, la sucesión del gobierno estatal está más que adelantada.
De ahora en adelante, toda acción pública será determinada bajo criterios eminentemente políticos.
Los suspirantes de diversos colores e ideologías, recorren ya el estado, hacen reuniones informativas, acuden a comer un molito o barbacoa, un día están por la Sierra Norte, o la región de Teziutlán, al otro ya se placean por la Mixteca o el Valle de Tehuacán.
Bajo cualquier pretexto u ocurrencia, sea la presentación de un libro plagiado, una asamblea informativa irrelevante, la instalación de una comisión sin importancia, la toma de protesta de un comité distrital para la defensa de quién sabe qué; para ellos, los políticos, sus aspiraciones son legítimas y por ende son primero.
Los azules viven tiempos de definiciones. Se encuentran enfrentados a muerte entre dos bandos, saben que de esta elección interna dependerá su destino. La batalla sin duda dejará fracturas irreconciliables.
Los morenos, sabedores de su dominio electoral, de su momento de supremacía política, hacen lo propio.
Alejandro Armenta arma su ejército, ofrece cargos y coordinaciones a líderes que, si no son de Morena, mejor; Claudia Rivera, crea una estructura paralela, alterna a la de su partido; Ignacio Mier, también se apresura a lo suyo, sabedor de que es ahora o nunca.
Cada uno por la libre, porque ni al gobernador le avisaron, pues consideran que en la sucesión él no tendrá ni voto ni veto.
Obcecados como están, no ven que los ciudadanos lo único que desean es más gobierno y menos política.
Así de simple, más acción desde el gobierno en todas sus esferas y niveles; y sí, menos politiquería. @DiarioReporter