Por Alberto Pacheco
El futuro de más del 50% de la población económicamente activa en Puebla, luce realmente desolador, y el de los más jóvenes, es aún peor.
Puebla es la 3ra entidad con la precariedad salarial más profunda de todo México, la 1era en informalidad y una de las de menor complejidad económica, esto es, que se desarrollan muy pocas actividades de alto valor agregado o intensivas en innovación.
Más de la mitad de los poblanos, trabajan en la informalidad, lo que de acuerdo a “México Cómo Vamos” es el peor escenario que pueden enfrentar las políticas públicas de combate a la marginación, pues en promedio, un trabajador informal, gana la mitad que uno formal, pero en cuanto a productividad, un empleado informal es 6 veces menos productivo que uno formal, pues no tiene capacitación, seguridad social ni mucho menos, incentivos de crecimiento.
Aunado a lo anterior, los grandes avances tecnológicos que están sustituyendo a pasos agigantados la mano de obra humana en los procesos industriales e incluso, los de servicios, ponen en jaque las perspectivas de desarrollo integral para el conjunto de los ciudadanos.
En Puebla, el sector de los servicios emplea a más del 50% de la fuerza laboral (inegi) y aunque a diferencia del industrial, la labor del hombre es en apariencia insustituible, la realidad es que comienzan a darse disrupciones brutales que afectan en gran medida al sector juvenil y el de los adultos de cierta edad o mayores.
Veamos.
Una gran cantidad de jóvenes y personas mayores, se emplean a tiempo parcial o completo en el sector servicios, en cadenas de comida rápida o franquicias como Starbucks, McDonald’s o KFC, para poder apoyar a sus familias o cubrir el costo de su educación, porque no olvidemos que incluso la llamada EDUCACIÓN PÚBLICA en México, no es gratuita e implica gastos, que para muchas familias, es imposible cubrir.
El problema no está en que estos sectores poblacionales tengan que emplearse por necesidad o convicción, sino en que incluso en estos empleos precarios, será cada vez más difícil hacerlo, debido a la sistematización de los procesos que está avanzando sin tregua.
En la gran mayoría de este tipo de establecimientos en Europa y EEUU, las ordenes ya se realizan 100% en pantallas táctiles y se pagan con medios electrónicos, además de que también, muchas de estas cadenas ya han comenzado a utilizar robots para preparar y entregar los alimentos; tendencia, que se irá reproduciendo en más y más lugares del mundo.
Los robots no se equivocan, pues reproducen los procesos con exactitud, no sufren de accidentes de trabajo que ameriten bajas o permisos, ni mucho menos indemnizaciones, pues hay que recordar que se presentan una gran cantidad de accidentes laborales en este sector.
Por otra parte, los robots pueden trabajar prácticamente sin parar, no requieren vacaciones ni ningún otro derecho laboral.
Y no es que estos empleos se acaben al 100%, sino que, ante la alta demanda de los mismos y la reducción de la oferta, se irán precarizando más de lo que de por sí, ya son.
En promedio, un empleado de alguna de estas franquicias, gana entre 4 y 5 mil pesos mensuales, lo cual es realmente miserable, teniendo en cuenta que en EEUU y Europa, ganan un salario promedio de entre 10 y 14 dólares por hora o más.
Por lo mismo, la única manera de contrarrestar la metástasis de la precariedad, es a través de habilitar a los ciudadanos en la MENTE-factura, habilidades de alto valor agregado, como: programación, diseño, robótica, domótica, energías y por supuesto, el dominio de lenguas extranjeras, etc.
Es tiempo de que el gobierno sea el principal promotor de la innovación y emprendedurismo de alto valor agregado, siendo el primer cliente de los mismos, porque de lo contrario, estos cerebros desarrolladores, seguirán migrando a generar valor en otros países o ciudades.
De no actuar a tiempo, estaremos destinados a desplazamientos masivos en busca de oportunidades o de un incremento aún más extremo de la informalidad.
No se trata de ser pesimista, sino realista y entender que las respuestas a las tendencias globales no pueden ser bajo ningún motivo, tibias, se requieren de políticas públicas a mediano y largo plazo, de asumir nuestras cuotas de responsabilidad tanto el sector educativo, que es en su mayoría deficiente en su calidad, el gobierno que es consecuente con lo anterior y los ciudadanos, que poca o nula responsabilidad tienen hacia el futuro.
Elon Musk ya lo dijo: “será necesario dotar de un ingreso básico universal a todos los desempleados; no es lo correcto, pero es lo inevitable”.
Nos vemos cuando nos leamos. @DiarioReporter