Por Jesús Ramos
Ni a favor de Andrés Manuel ni de la 4T fue la marcha de ayer. En el discurso de templete eso fue lo que se dijo, pero no, comprar esa versión es de mercado de pulgas, barato y además usado.
De fondo ejerce una presión incluso imprudente contra Andrés Manuel para que Barbosa logre imponer gobernador en el 2024 a través de Morena, propósito bastante difícil si el Ejecutivo de la Nación tiene una decisión tomada al respecto, lo que parece ser con Nacho Mier.
La realización de la marcha es reveladora. Por un lado, el mandatario demuestra que los hilos de la sucesión no están en sus manos. Y por el otro, que no tenerlos le angustia a grado tal que tuvo que movilizar en las calles 50 mil gentes echando mano de la retórica y del pretexto.
En realidad, el número de marchistas es lo secundario, el músculo y poderío como seguramente citarán en letras divinas empleados suyos, se trata de algo realmente peligroso si en López Obrador surte un efecto contrario a lo que Barbosa pretende.
Pensemos que le gustó al Mesías lo ocurrido ayer. Que eso le hizo cambiar de parecer y que por ese motivo renunciará a su derecho de designar candidato de Morena en Puebla en el 24. Maravilloso, sensacional, Barbosa logró con su marcha lo que quería.
Ahora pensemos que le fastidió que le presionaran. Que en su lógica la marcha de Puebla era innecesaria después del exitazo que tuvo en el zócalo de la Ciudad de México el 27 de noviembre.
Chéquense los gobernadores de Hidalgo, Tlaxcala, Tamaulipas, Oaxaca, Quintana Roo y Guerrero, el Presidente de la República no es de los que cambian de parecer, es terco, tan lo es, que pese a los terribles gobiernos de Veracruz, Morelos y Puebla ha sostenido a sus mandatarios.
Sheinbaum es el vivo ejemplo de una decisión tomada, Rocío Nahle también. López Obrador es un político que se anticipa a los tiempos, vean el caso de Delfina Gómez en el Estado de México.
Prefiere gente suya en las candidaturas, viejos conocidos, guerreros incondicionales a él, así es Andrés Manuel. Barbosa siempre estuvo debajo de Armenta en las encuestas, sin embargo, le prefirió.
Una lectura de la marcha de que conmigo ganas y sin mi pierdes, que es la que venden a precio de ganga las plumas barbosistas, resulta nociva incluso para el mismo mandatario porque en semejante tesitura AMLO podría tomarlo como un chantaje. @DiarioReporter