Por Karla Hernández
En un lapso de 72 horas, Puebla se manchó de sangre en nueve ocasiones; 14 personas fueron heridas de bala de las cuales seis murieron y ocho más se encuentran en recuperación, una de ellas todavía se debate entre la vida y la muerte tratándose de un elemento de la Policía Estatal.
Partiendo desde el pasado jueves 01 de septiembre que fue cuando la capital poblana se conmovió debido a que un hombre de la tercera edad fue ejecutado a balazos para despojarlo del dinero en efectivo que llevaba, en la colonia San Rafael Oriente, las balaceras comenzaron a registrarse de manera seguida, tan sólo ese día cinco sujetos fueron atacados a balazos; dos murieron.
Aunque pareciera que todos los eventos se trataron de ataques directos por ajustes de cuentas, no fue así; al menos ocho personas fueron víctimas de la delincuencia quienes sin deberla ni temerla se encararon con grupos de delincuentes que los hirieron para despojarlos de sus pertenencias y efectivo.
Un abuelito que acababa de retirar dinero, un comerciante que se dirigía a su trabajo, una madre que manejaba un vehículo acompañada de su hijo, un elemento de la Policía Estatal, una pareja de jóvenes y amigos, así como dos custodios de una empresa de valores son las personas que vivieron en carne propia el ser víctimas de la delincuencia, de la deficiencia de un gobierno que no vela por los ciudadanos, sino por sus propios intereses. Un gobierno que en la medida de lo posible intenta ‘tapar’ cada ilícito.
Los crímenes ocurridos se dieron en municipios, juntas auxiliares y colonias de Puebla como lo son San Rafael Oriente, Santa María Xonacatepec, Héroes de Nacozari, Santa Isabel Cholula, San Andrés Cholula, Amozoc y Tehuacán, siendo éstos dos últimos en donde se registraron hasta dos atentados de los cuales los familiares y pobladores exigieron a las autoridades hacer su trabajo, pues tal parece que todos conocen de la inseguridad que día a día aqueja a los poblanos, menos ellos.
A través de manifestaciones y bloqueos a las vialidades es como los deudos demuestran su dolor ante la pérdida del ser querido que murió a manos de la delincuencia; sin embargo, lo que más causa indignación y los mata en vida, es la indiferencia.
Lo anterior incluso ha quedado evidenciado en cada caso de persona ‘influyente’ o allegada a funcionarios públicos, tal es el caso de la activista y abogada Cecilia Monzón, quien no tuvo que esperar años para que su asesinato fuera esclarecido como quizá otras familias a las que les han dado largas.
Queda claro que la justicia existe, pero sólo para quienes pueden comprarla. Dicho de otra manera, las Carpetas de Investigación quedan detenidas y amontonadas una encima de otra en espera de que las autoridades decidan tomarlas y comenzar la investigación. @DiarioReporter
En este país la justicia no es ciega….es prostituta…solo le hace caso a quien tiene para pagar por sus servicios o en su defecto para complacer al mejor postor