Por: Jesús Ramos
Juntos, los Genovevos y los Augustos, representan 19 por ciento de la votación estatal del PAN. Infunden miedo pues. Separados, no tanto. El panista o el palero que se alegre de haber ganado la interna, tendría que ocuparse más en lo que está ocurriendo que exhibir su euforia.
Y eso incluye al gobernador Barbosa que calladito y todo el asunto metió mano en la jornada del domingo a favor de su muchacho.
Ninguno de los dos bandos fue más limpio que el otro. Ambos se mostraron como lo que son, mañosos y fraudulentos. Así los enseñó El Yunque y el morenovallismo, a lograr el objetivo a toda costa y a cualquier precio.
Están en su derecho de exigir el reconocimiento de la victoria, por un lado, y por el otro, acogerse a la versión del fraude en las instancias necesarias para un segundo chance.
No sorprende la alianza ganadora de Eduardo Rivera Pérez con el mandatario. Después de todo, sobra evidencia para demostrar que van juntos a la aventura del 2024. Que ganen, es la duda.
Tampoco extraña que los Genovevos hayan entrado en franca rebeldía para reconocer su derrota. Tienen plan B y en eso andan. Si logran repetir la elección sería maravilloso porque en la actual estación del año, con frecuencia, Puebla ingresa a una aburrición de espanto en asuntos políticos.
Si los Genovevos fallan, la lucha le hicieron, además, de que nada tienen por perder después de su fracaso del domingo. Si les funciona y Marko Cortés avala su plan, el coraje de los Augustos será enorme. Y el de Barbosa más.
El encono de los dos grupos es bien conocido. Pero cohabitaban. Cuando concluya el agarrón que se traen, el ganador enviará bastante lejos al perdedor y con esa decisión reducirá el valor de la marca PAN y sus posibilidades reales de triunfo para el 24.
La venta de las candidaturas y los negocios que realizan con el sello oficial de la dirigencia del partido son harina de otro costal, temas para otra ocasión.
Los encuestadores podrían explicar de mejor forma lo que ocurre cuando el valor de una marca de partido se reduce a la mitad, pero me temo que en eso terminará el PAN.
Fue feroz la lucha que presenciamos en la interna de Acción Nacional, no tanto, como la que se avecina en los tribunales electorales y los del mismo partido. Los mariachis, de Lalo y Barbosa, callaron y de sus manos sin fuerza cayeron sus copas sin darse cuenta… después de que esos canijos Genovevos mostraran que saben más mañas que un cura, dijera don Vito Corleone. @DiarioReport