Por Jesús Ramos
Daniel Picazzo no fue un hecho aislado de linchamiento. No. El año pasado Puebla fue primer lugar nacional en asesinatos multitudinarios y este 2022 es segundo sitio.
Somos cuarto en el país en mayor atrocidad, dice la ONG Causa Común, por casos de descuartizados, mutilados, feminicidios, tortura, quemados y destrucción de cadáveres.
Con esos números y características, los poblanos son vistos desde el exterior como una horda de salvajes, desadaptados y asesinos en turba. Bonita fama la que este gobierno estatal nos ha acuñado.
Claramente la autoridad poblana está rebasada por los criminales, no hay paz, la gente se encuentra intranquila, estresada, se siente insegura, se enciende a la menor provocación y hace lo que no hacen por ella, justicia por propia mano.
No andamos bien en ese orden. Más bien andamos de la fregada. Puebla ya es insegura y peligrosa. Aquí levantan, desaparecen, asesinan y ejecutan. Somos un estado con altos niveles de impunidad e inseguridad.
Así lo piensan, comprueban, observan y dicen ocho de cada diez poblanos, según encuestas de percepción de inseguridad del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi)
Se sabe que el joven Daniel se perdió en Huauchinango y fue a dar a la comunidad de Papatlazolco, donde 200 de sus habitantes lo sentenciaron a muerte por confundirlo con robachicos. Le golpearon y quemaron.
Condenar la tragedia de Daniel es muy fácil. La autoridad pone cara compungida y bla, bla, bla. Si Puebla ha liderado a nivel nacional por tres años consecutivos el rubro de linchamientos no es casual ni aislado. Que sea cuarto sitio en atrocidades tampoco es sorpresivo.
La prensa poblana tiene miedo a decirlo, nosotros no, lo que sucedió con Daniel Picazzo fue un crimen colectivo sí, pero también muestra de la ineptitud de una entidad mal administrada en todos los rubros, aunque principalmente en seguridad.
A los pocos meses de que la administración barbosista entrara en funciones, lincharon a cinco personas de un jalón en Cohuecan y Tepexco en la región de Atlixco. En Los Reyes de Juárez y Tlacotepec de Benito Juárez paso lo mismo hace dos años.
Este 2022 lincharon a un joven en Atlixco por robar alimentos y a otros dos en Izúcar de Matamoros al ser sorprendidos cortando aguacates de una huerta. La gente ve un estado fracasado en impartición de justicia e impunidad y lo que no hacen por ella, lo hace ella misma para sentar un precedente.
Este año andamos por los 30 intentos de linchamiento, los criminales, al oler la impunidad, como los lobos la sangre, cometen fechorías a sus anchas. Se dejan venir de otros estados en jaurías a sabiendas que Puebla es un paraíso para ellos.
Han de decir que nuestros gobernantes son muy zonzos y sus estrategias muy mensas. Y la gente desesperada y fastidiada de tanta injusticia e inoperancia, reacciona al menor rumor como lo hizo con Daniel. @DiarioReporter