Por Alberto Pacheco
Mucho se viene hablando de una cuasi milagrosa recuperación económica; enfatizando por sobre todas las cosas, el estar en los niveles de empleo previos a la pandemia y por supuesto, no podía faltar, que en palabras de nuestro Presidente, somos también hoy, un pueblo más feliz
Pues el discurso del gobierno federal y estatal, es constate, sobre la base de números, que, a simple vista, parecen alentadores, pero la realidad sigue siendo harto triste.
Los datos desde un análisis mono variable, lucen atractivos definitivamente, pero desde el análisis multi factorial, son sumamente demoledores.
Y es que, si de cada 100 nuevos empleos creados, 80 no superan un ingreso neto mensual de 8000 pesos y encima, tenemos una inflación por arriba del 7%, la realidad es que, aunque tuviéramos niveles de empleo similares a los de antes de emergencia sanitaria, los ciudadanos no pueden solventar ni siquiera sus necesidades básicas sin padecer.
Por lo que podemos hablar de grandes asimetrías o disparidades en los niveles de recuperación, pues esta, en la mayoría de los casos, solo está profundizando las desigualdades ya existentes.
De acuerdo a datos del INEGI, entre desempleo sombra (gente que no busca trabajo, pero tomaría uno de haber la oportunidad) y los desempleados, hay más de 10 millones de personas.
Los datos del CONEVAL, no son más halagüeños, pues el porcentaje de población con un ingreso laboral menor al que se necesita para comprar la canasta básica, pasó de 39.9% antes de la pandemia a 40.7%, siendo la principal causa, el incremento en los precios de los productos debido a la inflación.
El segmento de personas entre 19 y 29 años que antes de la pandemia se encontraban empleados disminuyó en un 8.3%, lo que significa que poco más de un millón de jóvenes, aún no se han podido emplear de nueva cuenta y de los que lo lograron, el panorama es sumamente desalentador, pues más de 6 millones de jóvenes asalariados no tienen contrato estable y 11 millones no están afiliados a ningún sindicato que proteja sus derechos laborales básicos.
Otro dato descomunalmente aterrador es que, también de acuerdo al CONEVAL, los más ricos, son aún más ricos después de la pandemia y es el único grupo social que, con todas sus letras, podría decirse que la pandemia les vino como anillo al dedo, aunque este segmento poblacional es de menos del 20% de la población total del país.
En el caso particular de Puebla, los datos no son distintos, si bien hay un efecto pivote natural, no son empleos de alto valor agregado y hay que añadir una nueva noticia: recientemente; se presentó el Atlas prospectivo de gestión de inversiones, en el que se contemplan 5 regiones estratégicas a impulsar por su alto nivel de competitividad y posibilidades, sin embargo, en ninguna de estas zonas y sectores, se contempló a Puebla
Lo anterior resulta contradictorio al discurso por parte de la SE y el Gobierno estatal, de que Puebla es competitiva, siendo la realidad que, solo somos el traspatio de la manufactura de bajo valor agregado y una alta concentración en servicios que nada o muy poco habilitan a su fuerza laboral.
El Atlas prospectivo desarrollado por el gobierno federal y ONU Habitad, desnudó que Puebla no es atractiva para las empresas intensivas en innovación + desarrollo y que nuestras aglomeraciones productivas no han generado un ecosistema atractivo acorde a la demanda de los sectores más disruptivos e innovadores.
En resumen, en Puebla, aunque se generen miles y miles de nuevos empleos, estos en su gran mayoría no son ni de lejos, aquellos que le permitan al trabajador llegar a fin de mes sin problemas o que los habiliten con conocimientos y competencias para afrontar los grandes cambios de las demandas laborales de la industria e incluso, de los servicios y el campo.
Seguiremos teniendo ingenieros laborando de obreros cualificados en alguna armadora, licenciados de conductores de Didi o Uber, personas por arriba de los 40 años en la informalidad, campesinos medio comiendo, medio sobreviviendo, aunque los datos, a simple vista digan que en Puebla hay empleo, pero empleo no es por sí mismo, sinónimo de competitividad.
Recuerden que Salarios Miserables * Inflación= deterioro sistemático de la calidad de vida de los mexicanos.
Nos vemos, si es que nos alcanza…