Por Xavier Gutiérrez
Hay un fenómeno que se extiende en las calles de Puebla que es muy evidente y, paradójicamente, para algunos resulta invisible.
Nos referimos a la multiplicación de las ópticas, que supera con creces a la referencia bíblica de la multiplicación de los peces.
Casi no hay semana en que aparezca una nueva en el centro histórico o en las colonias. Hace unos días, en la 3 Poniente, donde estaba una gran vinatería, de la noche a la mañana apareció un nuevo negocio de este tipo; en la 3 Sur donde había un café de grata presencia, otra más.
Hay calles donde hay una tras otra, se cuentan por decenas.
No conozco con certeza la razón del florecimiento de estos negocios, pero aventuro algunas explicaciones que por ahí he escuchado.
En primero lugar me dicen que las ópticas son una inversión sumamente rentable. Que por ejemplo, en Tepito, una persona que compra un armazón de anteojos en cincuenta pesos, lo exhibe y vende en un aparador en trecientos o cuatrocientos. Las ganancias son exorbitantes, comparadas con otros artículos
Otra causa sería la necesidad real de anteojos por el daño a la vista. Es enorme la cantidad de personas que, como efecto del uso constante y excesivo de computadoras, celulares, televisores y juegos electrónicos, se han perjudicado los ojos.
Hoy en día cada vez se ven más niños con anteojos desde temprana edad.
También me platican que existe la sospecha de que atrás de este tipo de negocios haya dinero lavado, porque la proliferación abarca gran parte del país.
Desde luego hay inversionistas en este campo que proceden con toda licitud. Inclusive llevan décadas en tal giro y hay al menos uno que hasta tiene una historia romántica en la vida poblana, como es el caso de “El Optómetro”.
Y por último, la moda. Usar anteojos de uno o muchos modelos se ha vuelto la obsesión de miles de personas, algunas por imitación a figuras del espectáculo y otras por el simple gusto y el acierto estético de esta prenda en el rostro de la persona.
Este tema de la vista, los ojos o las miradas, es buen pretexto para, literalmente, echar un vistazo a lo que se ha dicho o escrito sobre el particular:
-La madre mira los defectos de sus hijos con ojos de cristal.
-Los ciegos tienen la vista en los dedos.
-Los ojos no ven, si la mente está distraída.
-Más ven cuatro ojos que dos.
-No hay peor ceguera que la ignorancia.
-Un ciego puede a veces dar en el blanco.
-No hay peor ciego que el que no quiere ver.
-Malos ojos nunca ven algo bueno.
-Ojos que no ven, corazón que no siente.
-Antes de casarte ten tus ojos abiertos, después de casarte ciérralos.
-Para el comprador, cien ojos son pocos; para el vendedor, uno es suficiente.
-El ojo es ciego si la mente está ausente.
-Los ojos hablan más que la boca.
-Los ojos de las gallinas están con sus pollos.
-Los ojos son el espejo del alma.
-Usa tus ojos en el campo y tus oídos en el bosque.
¡Que tengan buena semana…!