*No se articuló con sectores sociales ni con diagnósticos de competitividad.
*La marca no madurará en el tiempo que le resta de gobierno a Barbosa.
*No consideró la realidad criminalística ni de inseguridad de Puebla.
*Ya teníamos la marca PUEBLA ES MI DESTINO, pero por dolo y tripa al morenovallismo este gobierno la aniquiló para crear dos nuevas y fracasadas.
Por: Alberto Pacheco
El gobierno de Puebla lanzó con bombo y platillo una nueva campaña mercadológica denominada TIENES GANAS DE PUEBLA, misma que pretende vender como MARCA TURÍSTICA, algo muy lejos de ser, debido a que ni fue el resultado de una metodología exhaustiva, ni mucho menos, incluyeron a los actores del desarrollo en la generación de la misma, es decir, no se tomó en cuenta a los sectores social, económico, educativo, político, cultural y turístico para definir una gran visión del Estado que transmitiera pertenencia y pasión a los poblanos, a los mexicanos y, por supuesto, al mundo.
Toda construcción de marca debe planearse, idearse, diagnosticarse y lanzarse desde inicios de una administración estatal por tener un plazo largo de maduración y consolidación, y con el tiempo que le resta a Miguel Barbosa como gobernador, el lanzamiento de esta nueva marca está condenada al fracaso.
TIENES GANAS DE PUEBLA, es un acto de autoridad más, que evidencia la total falta de rumbo de este gobierno, en el que sus distintos secretarios y secretarias buscan lo inmediatamente popular, por sobre lo estratégicamente correcto y vamos por partes.
Puebla ya tenía una marca turística bastante bien posicionada, denominada PUEBLA ES MI DESTINO, que se mantuvo durante los años del llamado MORENOVALLISMO, la cual no sólo promovía una imagen clásica de la riqueza cultural de nuestra entidad, sino que también era vanguardista y armónica con nuestro tiempo, el progreso y el futuro.
Dicha marca consolidó la nueva oferta turística que mezclaba perfectamente, las grandes bellezas naturales, nuestra herencia cultura y el desarrollo sin precedentes que estaba teniendo Puebla a través de magnos proyectos de infraestructura y garantías de seguridad que, en su conjunto, incrementaron el promedio de estancia de los turistas de 1 a casi 3 días, con las consecuencias económicas que eso implicaba.
No obstante, desde que llegó el barbosismo, se trató de aniquilar del imaginario colectivo todo rastro de la herencia morenovallista más con dolo y tripa, que con capacidad y resultados.
Y es que, si bien el morenovallismo tuvo cosas mucho muy oscuras, algo era indudable, tenía una visión clarísima de hacia dónde quería llevar a Puebla y, sobre todo, seguía un plan a rajatabla, con una disciplina y orden realmente férreo, todo lo anterior, liderado por Rafael Moreno Valle, que sobra decir, era un perfeccionista radical.
Algo que en el barbosismo por supuesto no existe, ya que no hay ni una visión compartida, ni mucho menos competencia, lo único que hay, son ideas vagas, totalitarismo y un descontrol total, donde todos jalan agua para su molino y le mienten a diestra y siniestra al gobernador, aprovechándose de manera miserable de su muy limitada condición física.
Si bien el gobernador Miguel Barbosa podría ser un hombre bien intencionado, lamentablemente se encontró con dos factores que cambiaron por completo tal objetivo; el deterioro de su salud; y el haber integrado un gabinete mediocre e ineficaz, sin resultados en las hojas de vida de quienes hoy dirigen las dependencias de su gobierno.
Olivia Salomón, por ejemplo, una mujer encantadora, miembro destacado de la élite social poblana, pero sin ningún tipo de experiencia previa en la administración pública y menos, con formación técnica en un área tan importante como economía.
Turismo, donde hasta ahora llevamos tres distintas secretarias, que no sólo no han tenido la capacidad de potenciar a Puebla, sino que ni siquiera han querido entender el papel que juega el turismo en la entidad, pues las tres, sólo se han conformado con tomarse fotos aquí y allá sin seguir un plan concreto.
Son solo un par de ejemplos de inoperancia y decadencia, como lo muestran los principales indicadores de competitividad, pobreza, empleo, precariedad, etcétera.
Pero volviendo al tema de la supuesta nueva marca Turística TIENES GANAS DE PUEBLA, resulta que hace menos de tres años, casi al inicio de la actual administración, fue lanzada PUEBLA EL PATRIMONIO DE MÉXICO, que también se presentó con un tremendo evento que contó con la presencia de funcionarios del gobierno Federal.
El gobernador Miguel Barbosa expresó: “hará de Puebla un lugar seguro y atractivo para el turismo nacional y extranjero, así como para los poblanos, para que cada una de las 32 regiones pueda ser visitada, pues el desarrollo regional del turismo es la base del progreso de la entidad”.
Lastimosamente después del evento prácticamente nadie volvió a mencionarla y con la llegada de la pandemia, encontró el olvido, el perfecto reducto para irse al carajo y encima, pasar por alto el cuantioso costo que tuvo y las irregularidades que se cometieron como el haberse adjudicado la creación de la misma, a una empresa casi fantasma de Veracruz fabricante de lonas, tazas sublimadas y tabloides.
Desarrollar una nueva marca turística, no es en sí algo malo, teniendo en cuenta los cambios tan disruptivos que trajo la pandemia, las nuevas formas de interrelaciones y la llamada nueva normalidad.
Puesto que las ciudades, regiones y naciones, están librando importantes batallas por el reposicionamiento en las cadenas de valor global del turismo, las finanzas y los negocios, pero no todas saben interpretar bien los estados emocionales del mundo y cometen errores brutales.
Una ciudad o un territorio tiene que ser capaz de responder de forma eficiente a la promesa de valor que proclama. Muy a menudo vemos que campañas de promoción de ciertas marcas turísticas no van acompañadas de una coordinación de los sectores públicos y privados ni el compromiso de su población, sencillamente imponen una visión particular, esperando que la colectividad la digiera sin más.
Proyectar confianza requiere transmitir de forma coherente los mensajes clave sobre los valores y atributos de la entidad mediante una delicada estrategia de optimización y coordinación de todos los agentes del territorio. Uno de ellos es la sociedad civil, uno de los más potentes transmisores de la marca turística y por ende de la reputación, por ser uno de los principales generadores de experiencias a la hora de transmitir esa imagen.
La marca turística y su reputación se construyen a través de los hechos, no de los dichos ni las buenas intenciones y de una gestión inteligente de la complejidad del tejido institucional, económico, social y cultural, es decir, de las acciones del trinomio Instituciones-Empresas-Ciudadanos. El reto consiste en articular con coherencia lo que decimos con lo que hacemos.
Por ende, ¿cómo se va a unir la visión idílica del YO TENGO GANAS DE PUEBLA con los paupérrimos niveles de competitividad? ¿O con los altísimos niveles de inseguridad y violencia por los que estamos atravesando en todo el estado para cautivar y retener a los turistas, cuando lo que proyectamos es peligro y miedo?
¿Cómo va a tener coherencia YO TENGO GANAS DE PUEBLA para el sector empresarial, si es la corrupción y la incompetencia lo que distingue a la mayoría de ayuntamientos de Puebla? Que solo ahuyentan las ganas de invertir de los empresarios.
¿Puede haber estética (entendiendo por estética o marketing la apariencia que crea una marca) sin ética? Es decir, ¿puede la marca turística enmascarar deficiencias de un gobierno? ¿Son las marcas turísticas una estrategia comunicativa que sirve a las instituciones para aparentar sin subsanar problemáticas de fondo? ¡Por supuesto que no!
La marca turística debe ser creíble y, por tanto, por mucho que intenten aparentar una cosa que realmente no son, la estrategia que se estará desarrollando no llegará a conseguir los objetivos establecidos.
El problema de la marca TIENES GANAS DE PUEBLA es que no existe una estrategia como tal. Se están construyendo diferentes relatos a nivel institucional pero que no acaban de tener un vínculo que las una y la configure como un todo y que la amalgame con el ideal colectivo y sus actores.
Una marca turística es un intangible que se construye con las percepciones que están vinculadas a las expectativas y las creencias compartidas que son la base de la reputación. Los países, y sobre todo las ciudades, son cada vez más conscientes de la creciente importancia de la reputación, y compiten por proyectar una imagen de marca abierta, moderna y competitiva.
La reputación y la marca han pasado a formar parte de los recursos estratégicos de un territorio y que compiten a escala global por atraer el turismo y la inversión y ser un actor central en las cadenas globales de valor sobre todo en la nueva economía del conocimiento y digital. Construir una marca turística sólida requiere tiempo, audacia, colaboración, coherencia y perseverancia de todos los agentes del desarrollo.
TIENES GANAS DE PUEBLA debió empezarse por un diagnóstico extenso de la realidad actual de Puebla, pues solo conociendo esta, se puede plantear una estrategia que resulte fructífera para conseguir los objetivos.
Ya que teniendo claro quiénes somos y dónde queremos ir, se podrá construir la estrategia sobre el pilar más importante: qué es lo que se quiere ser. Si no tenemos claro qué queremos ser, qué queremos transmitir, nunca podremos llegar a serlo.
Por todo lo anterior, TIENES GANAS DE PUEBLA nació muerta y será como prácticamente todas las acciones de este gobierno, solo un desperdicio de recursos más que ha de olvidarse en unos cuantos meses.
Bien dicen que “cuando la ciencia está ausente de los políticos…el desastre está anunciado”. @DiarioReporter