Por: Jesús Ramos
Lea en redes sociales a gobernantes, diputados y servidores públicos y encontrará indiferencia en los grandes temas que importan a la gente. Se inclinan por escándalos y poses en eventos oficiales. O pura superficialidad.
Se hacen de la vista gorda en los levantones, feminicidios y asesinatos. Prefieren llevársela tranquila con el gobierno del estado y los ayuntamientos para no hacerlos enojar. Tampoco importunan a los titulares de las dependencias.
Ponen oídos sordos a la exigencia de medicamentos y servicios en el sistema de salud estatal y federal. Los enfermos les valen gorro. También los desempleados, campesinos y pequeños changarros que hoy sufren y están en riesgo de quiebra por el huracán inflacionario.
Les encantan las citas célebres de los grandes pensadores, mostrarse a la moda, tuitear sus amistades, presumir lo que no hacen, ayudar a las personas, y redactar frases de superación condimentadas de patraña y crema para sus tacos.
Lo dije la semana pasada, conforme los días transcurran y Helena Monzón se fastidie del pasmoso avance de las investigaciones por el crimen de su hermana Cecilia, comenzará a desesperarse. En sus redes sociales ya exige detenidos, se le lee nerviosa, desesperada. Y la razón le asiste.
El viernes pasado asesinaron a tres personas en la junta auxiliar San Aparicio de la Ciudad de puebla. Quemaron a uno de ellos para que no le identificaran. Qué horror. Y el alcalde, Eduardo Rivera, pateando un balón en el torneo de los barrios y agradeciendo al gobernador, en ceremonia frívola, que le haya dado el título de propiedad del mercado El Alto.
No hay semana que el estado, la ciudad capital y la zona conurbada no registre asesinatos, desapariciones forzadas, robos, feminicidios, asaltos a mano armada y asuntos relacionados con la delincuencia.
¿Algún legislador local, federal o senador que se haya armado de valor para exigir seguridad y justicia a quienes tienen la obligación de brindarla? ¿Uno que encare al gobernador y a las autoridades municipales para restregarles en la cara su ineptitud y promesas incumplidas?
Yo no le he visto, pero con suerte usted sí, y bien valdría la pena reconocerle ese gesto de valentía a aquel legislador, servidor público o partido político que lo hubiera hecho.
Lo de Coyomeapan no tuvo nombre. La Policía Estatal emboscó a indígenas del lugar y asesinó a tres de dieciséis. Fue peor a lo hecho por Moreno Valle en Chalchihuapan. Ninguna bancada de legisladores del Congreso del Estado se inconformó, se indignó o puso el grito en el cielo por semejante aberración.
Está claro que quienes ocupan curules, regidurías y puestos importantes, están más interesados en sacarle provecho económico y político a sus relaciones con los gobernantes en turno que en dar la cara por quienes les dieron el voto y los pusieron donde se encuentran. @DiarioReporter