Por Carlos Clemente
Al fin los legisladores del Congreso de Puebla se pusieron las pilas y tras ocho meses de tener en la congeladora las iniciativas, esta semana priorizaron un tema fundamental para reparar el daño causado por la violencia contra las mujeres y este jueves aprobarán la denominada ley Monzón y tipificarán la violencia ácida.
La trascendencia de ambas reformas legales, es que buscan combatir la violencia hacia las niñas, adolescentes y mujeres por un lado y, por el otro, ofrecer mejores condiciones de vida a las y los menores que perdieron a sus madres víctimas de feminicidio.
Ahora la esperanza de los poblanos por una auténtica impartición de justicia, estará fincada en que el sistema judicial no falle, que la Fiscalía haga bien su trabajo y que desde el Ejecutivo haya capacitación en las dependencias correspondientes.
Es claro que no basta con tener leyes, sino que deben hacerse cumplir.
La ley Monzón consiste en retirar la patria potestad de los hijos cuando el padre incurra en tentativa o feminicidio; además estima penas de ocho años a los funcionarios que sean omisos o entorpezcan la investigación y 10 años de inhabilitación.
Esta iniciativa se expuso ante el Congreso local el 20 de julio de 2022, a raíz del feminicidio de la activista Cecilia Monzón, a manos de dos sicarios contratados por Javier López Zavala, padre de su hijo.
En el caso de la segunda reforma, se adiciona a la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia el concepto de violencia ácida, entendida como cualquier agresión con sustancias corrosivas perpetrada contra una mujer.
Modifica además el Código Penal local para tipificar los ataques de ácido como tentativa de feminicidio, estableciendo penas de 26 a 40 años de prisión. Esta iniciativa se presentó en junio del año pasado.
En la entidad poblana, la Fundación Carmen Sánchez, refiere que existen documentados siete casos de víctimas a partir del año 2001 a la fecha. Destaca que, en 85 por ciento de los casos, los agresores son hombres con vínculos sentimentales con las víctimas.
Dos reformas legales largamente esperadas por las mujeres en su lucha contra cualquier forma de violencia hacia ellas.
Penosamente, las diputadas y los diputados no pudieron calmar sus ánimos de protagonismo y las pretensiones de llevar agua a su molino, colgarse la medalla, pues.
Olvidan que, justamente, ese es su trabajo. Legislar a favor del pueblo, aunque regularmente sólo responden a consignas lanzadas desde la cúpula del poder. Ejemplos sobran. @DiarioReporter