Por: Jesús Ramos
Vino del más allá Tadeo para exhibir la carga de corrupción penitenciaria que sobre sus espaldas sostiene el gobierno de Puebla. Y si su regreso a esta vida no cambia las cosas, será porque la autoridad del estado no aprendió la lección o algún interés tiene para que siga igual.
El sistema penitenciario poblano, como los del resto del país, son modelos de negocios con ganancias presupuestadas. Dentro venden productos y servicios de toda gama, se autogobiernan y se autorregulan a través de la fuerza y con su economía.
Así ha sido no de apenas. Droga, privilegios, trato, enseres, bebidas, servicios, etcétera obtienen los internos en su delimitación territorial y pedacito de patria.
Es increíble el tono que se imprime a las palabras oficiales para negar corrupción en el penal de San Miguel de la ciudad de Puebla después de lo ocurrido con Tadeo y antes de él.
Declamamos poemas a la vida porque somos románticos. Pero nuestro romanticismo no nos hace ingenuos para creer que con los cambios de mandos en seguridad y nuevos nombramientos la corrupción carcelaria y en seguridad acabará.
En junio del año pasado la misma autoridad estatal se dijo sorprendida del complejo motelero descubierto dentro del centro de readaptación social con televisores, baños, agua caliente y prostitutas al mejor postor.
Nada cambió después. Nada. Continuaron los privilegios, los servicios y los productos. Estudiosos del fenómeno penitenciario mexicano aseguran que al relevar autoridades carcelarias lo que hacen los gobiernos constitucionales es cambiar la gerencia, porque el modelo de negocios sigue siendo el mismo y con las mismas ofertas.
Puebla enfrenta no una sino varias crisis al mismo tiempo en sus sistemas de procuración y administración de justicia y en el de seguridad púbica. Y es imposible ocultarlas con palabras socarronas: ¡En Puebla se aplica la ley!, otra, ¡este gobierno no concede privilegios!, una más, ¡aquí no se tolera la corrupción, no señor!
Todas ellas truenan bonito, apantallan harto, lucen hermosas en los encabezados de los periódicos oficialistas, endulzan el ego del gobernante que las enfatiza, pero ni tantito se acercan a la realidad.
Tadeo será punto de quiebre entre el antes y después de haber llegado a Puebla. Marcó con fierro rojizo al jefe del estado poblano. Y, claro que, se le agradece que haya atraído las miradas de México y del mundo para exhibir por igual a corruptos e ineptos. @DiarioReporter