Por Carlos Clemente
Antes de ocupar el cargo que hoy ostenta, el alcalde ya era víctima de una gran adicción. No lo deja dormir, lo atormenta constantemente y a veces –sólo a veces-, le hace perder el control.
Por ello son recurrentes sus visitas nocturnas a ciertos lugares, también suele escaparse en fin de semana.
Esa debilidad es la que le impide concentrarse al máximo y dar buenos resultados en la responsabilidad política que hoy ostenta.
Anda ojeroso, desconcentrado y nada asertivo.
Pedro Tepole, el presidente municipal de Tehuacán, tiene un grave problema.
Es adicto a las apuestas en grande, juega cartas y apuesta a los gallos.
El problema es que el municipio que gobierna no está para aguantar más incapacidad y negligencia ante graves problemas de inseguridad, deficientes servicios y narcomenudeo.
A días de cumplir medio año en el cargo que le confiaron los tehuacanenses, Pedro Tepole no atina a aterrizar las promesas que hizo en campaña.
La procesadora de residuos sólidos que resolvería el grave problema de la basura, nomás no cuaja; en tanto, sigue pagando grandes sumas de dinero para ir a tirar la basura al relleno sanitario de Ciudad Serdán.
Por si fuera poco, hace unos días ocho trabajadores despedidos injustificadamente lograron laudo a favor de la Junta de Conciliación por 2.6 millones de pesos y procedieron a embargar una caja de cobro del Organismo Operador del Servicio de Limpia (Oselite).
Si creía el edil que las cosas no podrían empeorar, en materia de seguridad van de mal en peor.
El mantener al frente de la Seguridad Pública al director del gobierno anterior, Héctor Pacheco de la Luz (a) “El Chapulco”, ya trajo consecuencias. Los delincuentes de medio pelo, carteristas, raterillos de casas habitación andan desatados, los deja trabajar a sus anchas, pues.
El problema se agudiza porque en el municipio ha aumentado el narcomenudeo. La circulación de droga, especialmente el cristal, genera una espiral de violencia que altera la paz social del municipio.
En días pasados, vecinos estuvieron a punto de linchar a un delincuente en la colonia Rancho Grande, la Policía logró rescatarlo, pero la población estaba muy molesta y prendió fuego en un terreno cercano, el incendio tuvo que ser controlado por los Bomberos.
El hartazgo social en Tehuacán está llegando al límite.
Pedro Tepole ha sido incapaz de subsanar el déficit de policías municipales, Sedena le adeuda armas ya pagadas y recicla patrullas viejas porque no puede gestionar recursos para nuevas.
Lo anterior tiene al municipio a merced de la delincuencia.
Lo peor es que cuando le llaman de Casa Aguayo, sólo es para recordarle de su cuota y el compromiso del 10 de abril.
La ludopatía que padece es un gran distractor que lo podría llevar a una crisis de gobierno, si no es capaz de frenar a tiempo y atender con efectividad los problemas sociales.
Mientras no apueste la plaza. @DiarioReporter